Cada 24 de mayo la Iglesia celebra la fiesta de María Auxilio de los Cristianos, también conocida como María Auxiliadora. Esta advocación mariana es una de las más antiguas de la tradición cristiana. Cobró nueva fuerza gracias a Don Bosco y los salesianos, quienes propagaron esta devoción por todo el mundo.
Don Bosco insistía:
La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana.
Nuestra Señora se le apareció en sueños en varias oportunidades. En ellos la Santísima Virgen lo guiaba y alentaba en su misión con los jóvenes, asegurándole siempre su protección y auxilio.
Esta devoción sigue siendo actual, porque nos recuerda que no estamos solos en los momentos difíciles y oscuros de nuestra vida. María Auxiliadora está a nuestro lado, especialmente cuando todo parece perdido. Ella es auxilio seguro en las necesidades del alma y del cuerpo, y una guía luminosa para quienes desean comprender y hacer la voluntad de Dios.
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1. Historia de la devoción a María Auxiliadora
Desde los comienzos del cristianismo, la Santísima Virgen fue invocada como «Madre de Dios» y «Auxiliadora». Padres de la Iglesia como San Juan Crisóstomo en el s. IV y San Juan Damasceno en el s. VIII se referían a ella como Boeteia, que en griego significa «Auxiliadora».
A lo largo de la historia, la intervención milagrosa de María Auxiliadora libró a los fieles en momentos de muchísimo peligro y angustia. Durante el s. XI ayudó a los cristianos ucranianos a defenderse de las invasiones bárbaras.
En 1571, cuando la flota musulmana amenazaba con invadir Europa, el papa Pío V suplicó la intercesión de María Auxiliadora y pidió a los fieles que rezaran el Rosario. Milagrosamente, el ejército católico venció en la batalla de Lepanto. El Santo Padre declaró el 7 de octubre como fiesta de Nuestra Señora del Rosario. Y ordenó que en las letanías a la Virgen se incluyera a «María, Auxilio de los Cristianos».
Diez años más tarde, las tropas turcas cercaron Viena. Un pequeño ejército cristiano, comandado por el rey de Polonia, Juan Sobieski, logró vencer al invasor tras haberse encomendado a María Auxiliadora.
En el s. XIX, el Papa Pío VII, prisionero de Napoleón Bonaparte, prometió a la Santísima Virgen que, si le ayudaba a regresar a Roma, el día que llegara a la ciudad, lo decretaría fiesta en honor de María Auxiliadora. Sorpresivamente, Napoleón comenzó a perder batallas y fue desterrado de Francia. El Papa volvió a Roma un 24 de mayo de 1814 e inmediatamente cumplió la promesa que había hecho.
Otros papas también cultivaron una especial devoción por María Auxiliadora. San Juan XXIII tenía una imagen colgada en su habitación. También la proclamó Patrona del Concilio Vaticano II.
San Juan Pablo II solía acudir a la iglesia de los salesianos de Cracovia, Polonia, donde rezaba en la capilla de María Auxiliadora. Allí, el 3 de noviembre de 1946, celebró una de sus primeras misas como sacerdote.
Y el papa Francisco, en su paso por la obra salesiana de Ramos Mejía, aprendió a amar a la Santísima Virgen. Como arzobispo de Buenos Aires, cada 24 de mayo celebraba la Misa central de la fiesta de la Auxiliadora en la Basílica de Almagro.
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2. María Auxiliadora en los sueños de Don Bosco
María Auxiliadora era la advocación preferida de Don Bosco. En numerosas ocasiones, la Santísima Virgen se le apareció en sueños. Con tan solo nueve años, Don Bosco soñó con Nuestro Señor y su Santísima Madre, quienes, de modo misterioso, le revelaron su vocación. Nuestra Señora le aconsejó:
Hazte humilde, fuerte y robusto.
En otra ocasión, frente a las dificultades económicas para afrontar sus estudios como seminarista, el santo confesó a un amigo:
Esta noche he tenido un sueño, según el cual continuaré mis estudios, llegaré a ser sacerdote y me pondré al frente de numerosos niños, dedicándome a la educación de los mismos durante toda la vida.
También soñó que María Auxiliadora le confiaba un rebaño numerosísimo. Y frente a las dudas de Don Bosco sobre cómo haría para cuidar a tantas ovejas, Ella le dijo:
No temas. Yo estaré contigo.
Cuando tenía veintiún años, se le reveló en sueños los orígenes del oratorio. Veía algunos sacerdotes ayudándolo, pero que, poco a poco, se marchaban, dejándolo solo:
Entonces me dirigí a la Señora nuevamente, la cual me dijo:
—¿Quieres saber lo que has de hacer para que no te abandonen? Toma esta cinta y átales con ella la frente.
Tomé con toda reverencia una cinta blanca de la mano de la Señora y vi que en ella estaba escrita esta palabra: OBEDIENCIA.
Probé a hacer inmediatamente lo que Ella me había indicado y comencé a atar la cabeza de mis auxiliares voluntarios con la cinta, comprobando que se producía seguidamente un efecto maravilloso. Efecto que iba en aumento mientras yo continuaba entregado a la misión que me había sido señalada, pues aquellos sacerdotes y clérigos desechaban el pensamiento de marcharse a otra parte, quedándose conmigo ayudándome en mi labor.
Así quedó constituida la Congregación.
En 1854 el buen sacerdote le dijo a un grupo de jóvenes:
La Virgen quiere que fundemos una Sociedad. He decidido que nos llamaremos Salesianos. Pongámonos bajo la protección de San Francisco de Sales.
En sus inicios, la congregación contaba con dieciocho personas. En 1888, a la muerte de Don Bosco, ya había 768 religiosos. Hoy es la segunda congregación religiosa masculina más numerosa de la Iglesia. Actualmente se encuentran en 134 países de los 5 continentes.
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3. La Basílica de María Auxiliadora construida por Don Bosco
La Santísima Virgen le pidió a Don Bosco la construcción de una basílica. Cuando tenía apenas veintiún años vio en sueños, por primera vez, una magnífica iglesia:
Una orquesta y una banda de música instrumental y una agrupación coral me invitaron a cantar la Misa. En el interior de aquella iglesia se veía una franja blanca, en la cual se leía escrito con caracteres cubitales: Hic domus mea, inde gloria mea.
Más tarde, la Santísima Virgen le habló con claridad sobre esa iglesia:
En este lugar, donde los Santos Mártires de Turín, Aventor y Octavio sufrieron el martirio, sobre esta tierra bañada y santificada con su sangre, deseo que Dios sea honrado de un modo especialísimo.
Y al decir esto, adelantó un pie señalando el lugar donde dichos santos fueron martirizados, indicándoselo con toda precisión.
En otro sueño la Santísima Virgen le señaló:
Haec est domus mea: inde gloria mea (Aquí está mi casa: de aquí es mi gloria)
Al comenzar la construcción de la Basílica, solo contaba con unas pocas monedas, que fue la primera paga que le dio al constructor. Pero fueron tantos y tan grandes los milagros que María Auxiliadora empezó a conceder a sus devotos, que en sólo cuatro años la obra fue terminada.
El Santo solía decir:
Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen.
¿Quisieras ver este templo? Puedes hacer una visita virtual de la Basílica haciendo clic aquí.
- Para más información de esta Iglesia, visita la pagina web de la Basílica de María Auxiliadora.
- Ubicación: Via Maria Ausiliatrice, 32, 10152 Torino TO, Italia.
4. Milagros obrados por intercesión de María Auxiliadora
Don Bosco solía obtener milagros impresionantes, obrados por María Auxiliadora.
Durante una terrible peste, el santo le recomendó a Juan Cagliero que recurriese a la Santísima Virgen y le anunció que sanaría, pese a que no había ninguna esperanza de salvación. Y así fue. Este joven, que había ayudado a los enfermos y por ello se había contagiado, se convirtió en el primer misionero salesiano en llegar a la Patagonia argentina.
Uno de sus discípulos narraba que una anciana y enferma le pidió al santo su bendición para ser aliviada de sus dolores. Este la alentó a que confiara en María Auxiliadora. Le insistió que se arrodillara, pese a la resistencia de la mujer. Sorpresivamente, logró arrodillarse y juntos rezaron tres avemarías. Y después de haber rezado, sin ayuda de nadie ni de nada, aquella mujer se levantó sin experimentar ninguno de los dolores que la afligían desde hacía varios años. Don Bosco, sonriendo, le cargó las muletas sobre la espalda y le dijo:
¡Váyase tranquila señora, y ame siempre y mucho a María Auxiliadora!
También, el fundador de los salesianos consiguió la curación de una niña con una ceguera irreversible. Luego de animarla a confiar en la Santísima Virgen, bendijo a la creatura. Sacó de su bolsillo una medalla de María Auxiliadora y se la mostró a la niña, preguntándole qué tenía. Unos segundos después, la muchachita gritó que veía y comenzó a describir la medalla.
5. Oración de Don Bosco a María Auxiliadora
Don Bosco compuso esta preciosa oración a María Auxiliadora, para rezar, especialmente, en momentos de crisis:
Oh María, Virgen poderosa,
Tú, grande e ilustre defensora de la Iglesia;Tú, auxilio maravilloso de los cristianos;
Tú, terrible como ejército ordenado para la batalla;Tú sola has destruido cada herejía en todo el mundo;
Tú, en las angustias, en las luchas, en las estrecheces
defiéndenos del enemigo
y en la hora de la muerte
¡acoge nuestra alma en el Paraíso!. Amén.
También puedes consagrar tu hogar rezando esta oración a María Auxiliadora:
Santísima Virgen María, que has sido constituida como Auxiliadora de los cristianos y bendices y proteges las casas donde está expuesta y es honrada tu Sagrada Imagen: te elegimos hoy para siempre por Señora y Dueña de esta casa, y te pedimos que te dignes demostrar en ella tu poderoso auxilio, preservándola de las enfermedades, de fuego, del rayo, de las inundaciones, de los terremotos, de los ladrones, de las discordias, y de los peligros de la guerra.
Bendice y protege a las personas que aquí habitan y concédeles la paz, una gran fe, verdadero amor a Dios y al prójimo, paciencia en las penas, esperanza en la vida eterna, facilidades en el trabajo, empleo y estudio, y la gracia de evitar los malos ejemplos, el vicio, el pecado, la condenación eterna y todas las demás desgracias y accidentes. Amén. Aleluya.
Oh María sin pecado concebida: ruega por nosotros que recurrimos a ti.
María Auxiliadora, ruega por nosotros.
Don Bosco recomendaba rezar a diario el Santo Rosario. Inspirado en las promesas de la Santísima Virgen a los devotos del Rosario, enseñó a los niños y jóvenes del Oratorio cómo rezarlo. Solía repetir esta frase:
Quien confía en María no se sentirá nunca defraudado.
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Don Bosco nos enseña a confiar ciegamente en María Auxiliadora. Ella tiene el poder para protegernos en las circunstancias más adversas, para librarnos de las acechanzas del enemigo y para ayudarnos a conservar la fe en los momentos de mayores dudas.
¿Quién fue Don Bosco y por qué promovió la devoción a María Auxiliadora?
Don Bosco fue un sacerdote italiano del siglo XIX, fundador de la Congregación Salesiana. Promovió la devoción a María Auxiliadora porque la consideraba guía y protectora de su obra educativa y pastoral, especialmente entre los jóvenes más necesitados.
¿Qué significa la advocación de María Auxiliadora en la Iglesia Católica?
María Auxiliadora es una advocación mariana que presenta a la Santísima Virgen como socorro del pueblo cristiano en tiempos de dificultad. Fue difundida especialmente por San Juan Bosco y está asociada a la confianza en la intercesión maternal de María.
¿Qué le dijo María Auxiliadora a Don Bosco en sus sueños?
María Auxiliadora alentó a Don Bosco en sus sueños, revelándole su vocación sacerdotal, su misión en el Oratorio y el deseo de construir una Basílica en su honor.
¿Dónde se encuentra la Basílica de María Auxiliadora construida por Don Bosco?
La Basílica de María Auxiliadora está en Turín, Italia, en el barrio de Valdocco. Fue construida por iniciativa de Don Bosco en 1865 como centro espiritual de su obra y lugar de peregrinación mariana.