¿Por qué hacer Adoración Eucarística?

por | Vida espiritual

En el mundo acelerado de hoy, el hábito de la oración y la contemplación es más esencial que nunca. Ir a Misa es muy importante, nuestro artículo sobre la Misa te ayudará a entender su importancia! Pero agregar momentos de silencio en nuestra rutina es esencial para poder mantener la paz interior. La Adoración es una práctica católica que fortalece nuestra relación con Dios, vivo y presente en el Santísimo Sacramento.

Es sumamente importante ir a Adoración y hacer un momento de silencio para nuestro crecimiento espiritual y el de toda la Iglesia.

San Juan María Vianney dijo: «Cuando dejamos la santa presencia de Dios, no somos los mismos que cuando entramos; somos mejores y estamos más llenos de Dios».

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¿Por qué hacer Adoración Eucarística?

¿Debería ir a Adoración Eucarística?

Ir a Adoración eucarística es un lugar donde uno puede estar cara a cara con Dios. Incluso si uno no siente la presencia de Dios, Él está allí. Un sacerdote una vez dijo: «Estar en Adoración es como acostarse en la playa para broncearse. Incluso si está un poco nublado, o si el sol no parece estar alcanzando tu piel, después de un tiempo, lucirás un bronceado. De manera similar, cuando estás en Adoración y no sientes la presencia de Dios, después de algún tiempo de estar allí, irradiarás la luz de Dios independientemente. Él te cambiará incluso cuando no lo sientas. Él siempre está ahí.«

¡Qué bellas y verdaderas son esas palabras! Durante la contemplación silenciosa en Adoración, uno puede llevar sus alegrías, agradecimientos, penas y peticiones ante Dios y entregárselas todas a Él. Es un momento para estar, escuchar y crecer en la relación con Jesús.

Veamos algunas frases de Santos sobre esta práctica:

1. San Juan Pablo II: La Eucaristía es el secreto de mi día. Da fuerza y sentido a todas mis actividades de servicio a la Iglesia y al mundo entero… Deja que Jesús en el Santísimo Sacramento hable a tus corazones. Él es la verdadera respuesta de la vida que buscas. Se queda aquí con nosotros: es Dios con nosotros. Búscalo incansablemente, acógelo sin reservas, ámalo sin interrupción: hoy, mañana, siempre.

2. Santa Madre Teresa: “El tiempo que pasas con Jesús en el Santísimo Sacramento es el mejor tiempo que pasarás en la tierra. Cada momento que pasas con Jesús profundizará tu unión con Él y hará que tu alma sea eternamente más gloriosa y hermosa en el cielo, y ayudará a traer una paz eterna en la tierra.”

3. San Pedro Julián Eymard: “Considera la hora de adoración que te ha sido asignada como una hora en el paraíso. Ve a tu adoración como se iría al cielo, al banquete divino”.

¿Qué debo hacer en Adoración Eucarística?

Hay muchas opciones de lo que uno puede hacer cuando va a Adoración Eucarística. Este artículo da unos consejos muy útiles, aquí hay otras opciones también:

1. Puedes rezar los salmos o la Liturgia de las Horas:

No importa si estás elevando alabanzas, dando gracias, buscando perdón o esperando una respuesta, siempre encontrarás un salmo adecuado. La Liturgia de las Horas, una oración tradicional de la Iglesia, proporciona una excelente manera de rezar con los Salmos durante todo el año.

2. Puedes recitar la «Oración de Jesús»:

Repite «Señor Jesús, ten misericordia de mí, un pecador», una y otra vez mientras calmas tu corazón y mente. Esto te ayudará a tranquilizarte y a centrar tu mente en la alabanza a Dios.

3. Puedes meditar usando las Escrituras:

Selecciona un pasaje de la Biblia. Lee atentamente sus palabras y pide a Dios que te permita escuchar su mensaje con la ayuda del Espíritu Santo. Observa con atención cualquier detalle que te resuene y pregúntale a Dios qué quiere que aprendas de ese texto.

4. Puedes leer la vida de un santo y reza con ellos:

La mayoría de los santos y santas han demostrado una profunda devoción a Nuestro Señor en la Eucaristía. Entre ellos se encuentran Teresa de Lisieux, Catalina de Siena, Francisco de Asís, Tomás de Aquino, Pedro Julián Eymard, Dorothy Day, Madre Teresa de Calcuta, y la Baronesa Catherine de Hueck. Te invito a leer sobre sus vidas y a orar sus plegarias frente al Santísimo Sacramento. Sus vidas son inspiradoras y te harán querer ser como ellos!

5. Puedes abrir tu corazón a Cristo y adoralo:

Habla con Jesús, sabiendo que estás en Su presencia, y exprésale todo lo que hay en tu corazón. Escucha su respuesta en el silencio de tu alma. También puedes recitar la oración que San Francisco enseñó a sus hermanos para rezar ante el Santísimo Sacramento: «Te adoro, oh Cristo, presente aquí y en todas las iglesias del mundo, porque por tu santa cruz has redimido al mundo».

6. Puedes agradecer, pedir perdón, e interceder por los demás:

Recuerda todas las gracias que has recibido en tu vida, o en la última semana o en el día de hoy. Agradece a Dios por ser tan bueno y misericordioso. Puedes recordar a quienes te han lastimado y pedirle a Dios que derrame sobre ellos una bendición especial. Implora también el perdón divino por las veces en que hayas descuidado o herido a otros. Pon ante el Santísimo Sacramento a todas las personas que te han solicitado oración, y ruega al Señor que escuche y responda a sus necesidades.

7. Puedes rezar el Rosario:

El Papa San Juan Pablo II nos recuerda: ¿No es la mirada llena de asombro de María al contemplar el rostro del recién nacido Cristo en sus brazos el modelo perfecto de amor que debería guiarnos cada vez que recibimos la comunión eucarística?» Invita a María a acompañarte mientras contemplas a Cristo en la Eucaristía y rezas el rosario.

8. Puedes sentarte en silencio y simplemente «ser» en la presencia de Dios:

Considera tu visita al Santísimo Sacramento como un encuentro con tu mejor amigo. Siéntate en silencio y disfruta de su compañía. En lugar de hablar, enfócate en escuchar lo que el Señor quiere comunicarte.

Ir a Adoración es un acto esencial en la vida de un Católico. Por eso es importante que hagas tiempo para ir un rato o una hora. Para motivarte, puedes invitar a alguien a que te acompañe e incorporarlo como parte de tu rutina semanal en un día y hora fijos. Cada semana tiene 168 horas – pasar al menos 1 hora visitando a Nuestro Señor traerá mucha más paz y buenos frutos a tu vida que cualquier otra actividad que solías hacer en ese momento. ¡Dios te bendiga!

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