El 29 de julio comienza la novena en honor a San Cayetano. San Cayetano era un sacerdote italiano y es conocido como el santo del pan y del trabajo. Fundó la Orden de Clérigos Regulares Teatinos, dedicada a la renovación espiritual del clero y a ayudar a los más necesitados.
Se destacó por su profunda fe en la Providencia Divina, su amor por los pobres y su incansable labor para socorrer a quienes carecían de alimento, empleo y dignidad. Por eso, es considerado patrono del trabajo, del pan y de la paz social.
Cada 7 de agosto, miles de fieles en todo el mundo acuden a sus santuarios para pedirle empleo, sustento para sus familias y fortaleza en tiempos de dificultad económica.
Te compartimos esta novena en preparación para la fiesta de San Cayetano ¿Sabías que rezar novenas a los santos sirve para profundizar en la fe, acercarse más a Dios y pedir la intercesión de un santo en necesidades concretas?
La palabra novena viene del latín novem (nueve) y consiste en nueve días consecutivos de oración, recordando los nueve días que los apóstoles oraron junto a la Virgen María antes de Pentecostés.
Cuando rezas una novena a un santo, en realidad le estás pidiendo que interceda por ti ante Dios, ya que los santos son amigos de Dios y ejemplos de vida cristiana.
Sirve para:
- Pedir gracias especiales (salud, trabajo, familia, vocación, conversión, etc.)
- Fortalecer la fe y la paciencia, confiando en el tiempo y la voluntad de Dios.
- Unirte espiritualmente a la Iglesia, ya que rezar novenas es una práctica comunitaria y tradicional.
- Imitar las virtudes del santo al meditar en su vida y ejemplo.
¡Esperamos que puedas obtener abundantes gracias por la intercesión de San Cayetano, rezando esta novena en su honor!
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Estructura de la novena
La novena se reza siguiendo este orden:
- Acto de contrición.
- Oración preparatoria para todos los días.
- Oración correspondiente a cada día de la novena.
- Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- Oración a la Santísima Reina, pidiendo la gracia que se desea alcanzar.
- Oración Final para todos los días.
Oraciones iniciales
Las oraciones iniciales ayudan a disponer el corazón para que la novena produzca frutos espirituales en nuestras almas.
Acto de contrición
Oh Dios mío, me arrepiento profundamente de haberte ofendido, y detesto todos mis pecados por tus justos castigos, pero sobre todo porque te ofenden a ti, Dios mío, que eres bondadoso y merecedor de todo mi amor. Resuelvo firmemente, con la ayuda de tu gracia, no pecar más y evitar la ocasión cercana de pecar. Amén.
Oración preparatoria
Glorioso Padre y Patriarca San Cayetano, maravilloso ejemplo de la perfección cristiana, que en toda la carrera de tu vida fuiste un vivo retrato de los más célebres Santos de la Iglesia Católica.
Santo por tus heroicas virtudes, conmovedor de la Divina Misericordia por tus continuas penitencias. Patriarca por tus grandes fundaciones, Apóstol por tus fructuosas predicaciones, Doctor por la fuerza de tus disputas convincentes, Mártir por los crueles tormentos que sufriste, Angel por el candor de una pureza admirable, Serafín por la ardiente llama de amor divino, en la que vivamente te abrazaste, Singular protector de cuantos se acogen bajo tu eficaz poder y amparo.
Te suplico, Santo mío, por tan sublimes prerrogativas y privilegios con que te ilustró el cielo, me alcances del Todopoderoso, la gracia para caminar en esta vida por la segura senda de las virtudes, y conseguir lo que pido en esta Novena, si es para gloria de Dios, honra tuya y provecho de mi alma.
Amén.
Oraciones para cada día de la novena
Primer Día: Santo por sus heroicas virtudes
Dios y Señor de los Santos, en quienes derramaste aquellas gracias que, según su vocación, eran más proporcionales para un cabal desempeño de sus respectivas obligaciones.
Yo te ofrezco humildemente todos los merecimientos de estos héroes de la virtud y perfección cristiana, y especialmente los de tu fidelisimo siervo San Cayetano, a quien hiciste brillar en el firmamento de tu Iglesia, depositando en su espíritu tan heroicas virtudes y gracias, que aún viviendo en este mundo mereciese ser conocido de todos con el glorioso título del «Santo por antonomasia».
Yo te suplico por su intercesión, que asi como se distinguió en procurar tu mayor gloria, llevando adelante el instituto de vida apostólica, a que lo destinó tu sabia y adorable Providencia, merezca yo ejercitarme en aquellas virtudes, que sabes me son necesarias para servirte en todos los estados, a que tu soberana voluntad quiera conducirme, y particularmente lo que te pido en esta Novena, si así conviene para honra tuya, utilidad y provecho de mi alma.
Amén.
Rezar el Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la Oración a la Santísima Reina, pidiendo la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.
Segundo Día: Precursor por sus continuas penitencias
Dios y Señor de todos los santos que a través de San Juan Bautista, tu precursor insigne, anunciaste a los hombres la venida del Mesias, disponiendo los ánimos de todos para recibirlo dignamente; y cuya misión dio tantos frutos por las abundantes gracias que le otorgaste y por el espíritu de penitencia que despertaste en él.
Yo te ofrezco, Padre mío, los merecimientos de este favorecido amigo, y los de tu fidelísimo siervo San Cayetano, a quien desde su primera infancia infundiste singulares privilegios y gracias, con un espíritu de penitencia tan continuada, que lejos de permitir a su cuerpo el menor alivio y el menor descanso, maceraba sus inocentes carnes con duras y ásperas penitencias, disponiéndose por este medio a recibir dignamente el cuerpo y sangre del Cordero Inmaculado.
Yo te suplico, Padre mío de mi alma, que por su intercesión me concedas vivos y eficaces deseos de mortificar todas mis pasiones y sentidos, para que negado a todo lo que pueda lisonjear el apetito, aspire sólo a conseguir tu gracia, para recibirte con la disposición debida, y lo que pido en esta Novena, si ha de ser para honra tuya y gloria de Dios.
Amén.
Rezar el Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la Oración a la Santísima Reina, pidiendo la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.
Tercer Día: Patriarca por sus insignes fundaciones
Dios y Señor de los patriarcas, a quienes pusiste por gobernadores de tu pueblo escogido, con la noble idea de conducirlo al delicioso país de la tierra prometida.
Yo te ofrezco los merecimientos de estos primitivos patriarcas del Antiguo Testamento, y los de tu portentoso siervo San Cayetano, constituiste insigne patriarca por fundar un instituto religioso, con el fin de reformar el clero elevándolo al más genuino espíritu apostólico.
Yo te suplico, Padre mío, que por su intercesión me concedas un espiritu de acertada dirección y ejemplar gobierno, para que caminando con seguridad por la peligrosa senda de este mundo, consiga enderezar mis pasos y los de mis prójimos fijando siempre la vista en el Reino de los Cielos, y los que pido en esta Novena, para honra tuya y provecho de mi alma.
Amén.
Rezar el Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la Oración a la Santísima Reina, pidiendo la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.
Cuarto Día: Apóstol por sus fructuosas predicaciones
Dios y Señor de los Apóstoles, a quienes comunicaste el vivo fuego del Espíritu Divino, para que derramándolo con la predicación por todo el mundo, propagasen la santa fe y reformasen las corrompidas costumbres de aquel siglo.
Yo te ofrezco los merecimientos de estos siervos tuyos, los de tu escogido siervo San Cayetano, a quien adornaste de un carácter verdaderamente apostólico, extendiendo por toda Italia la doctrina del Santo Evangelio, y logrando tan copiosos frutos en la conversión de innumerables criaturas, que mereció la gloria de ser distinguido con el excelso renombre de «Cazador de almas».
Te suplico un ardiente deseo de reformar la mala conducta de mi vida, y que todos mis pensamientos, acciones y palabras inspiren en todos mis prójimos edificación y buen ejemplo, y me otorguéis lo que te pido en esta Novena, para mayor honra tuya y bien de mi alma.
Amén.
Rezar el Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la Oración a la Santísima Reina, pidiendo la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.
Quinto Día: Doctor por sus disputas convincentes
Dios y Señor de los doctores, a quienes iluminaste con el precioso don de tu infinita sabiduria, para que con su doctrina sacasen a los hombres del triste estado de la ignorancia a la hermosa y clara luz de una segura inteligencia.
Yo te ofrezco los merecimientos de estos sapientísimos maestros, y los de tu iluminado siervo San Cayetano, en quien derramaste los tesoros de la celestial doctrina, para disipar y confundir los perniciosos errores de las falsas creencias, confesando que solo Cayetano y su nuevo instituto les habían presentado batalla.
Yo te suplico, Padre de las misericordias, que por su poderoso medio imprimas en mi alma tu santo temor como origen y principio de la verdadera sabiduría y medios necesarios para buscar tu reino y tu justicia, y lo que solicito en esta Novena, si es para gloria tuya y provecho de mi alma.
Amén.
Rezar el Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la Oración a la Santísima Reina, pidiendo la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.
Sexto Día: Mártir por sus crueles tormentos
Dios y Señor de los mártires, a quienes armaste con el invencible escudo de tu fortaleza, para resistir en los tormentos la inhumana impiedad de los más crueles tiranos.
Yo te ofrezco los merecimientos de estos invictos varones, y los de tu paciente y fidelisimo siervo y protector mío San Cayetano, cuya heroica fortaleza arrebató la admiración de toda Roma, cuando en el estrecho trance de un general saqueo, el sacrilego furor de unos soldados quiso apoderarse de su inocente cuerpo, para someterlo a crueles tormentos.
Yo te suplico que por su invicta paciencia y por su intercesión me concedas un espíritu de fortaleza para resistir con cristiana conformidad los trabajos y adversidades de esta vida mortal, y lo que solicito para mayor honra y gloria tuya y bien de mi alma.
Amén.
Rezar el Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la Oración a la Santísima Reina, pidiendo la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.
Séptimo Día: Ángel por su pureza inefable
Dios y Señor de los ángeles, a quienes creaste como espiritus puros, destinándolos a ser servidores de tu adorable Providencia y para nuestra custodia espiritual, de manera que conducidos por sus manos, a fin de que no cometamos ofensa alguna a Dios y a nuestro prójimo en la carrera de esta vida.
Yo te ofrezco los merecimientos de estos vigilantísimos espiritus, y los de tu castisimo siervo San Cayetano, por cuya virtud fue visto como perfecta copia de la angelical pureza, logrando que innumerables almas poseídas del vicio y la torpeza se transformasen en nuevas criaturas, conducidas por su familiar trato, poderoso ejemplo y consejos.
Yo te suplico, que por su intercesión me concedas el precioso don de esta virtud angélica, para lograr libre entrada en tu reino, y lo que pido en esta Novena, si ha de ser para gloria tuya y provecho de mi alma.
Amén.
Rezar el Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la Oración a la Santísima Reina, pidiendo la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.
Octavo Día: Serafín por su amor ardentísimo
Dios y Señor de los Serafines, a quienes distinguiste de los nueve coros de ángeles que componen tu trono, con la singular excelencia de ardorosos espíritus para que sin cesar te alaben y te bendigan cantando: Santo, Santo, Santo…
Yo te ofrezco los merecimientos de estos espíritus bienaventurados, y los de tu amantísimo siervo San Cayetano, a quien comunicaste un fuego tan activo de tu soberano amor, que mereció formase de sus mismos brazos un trono donde se dignó descansar tu Divina Persona en compañía de tu Madre Santísima manifestando al mundo con tan singular privilegio, ser Cayetano sagrada víctima en tu amoroso incendio.
Yo te suplico que por su intercesión merezca ser alcanzado por una gracias eficaz, para que, libre de todo lo terreno, viva siempre intimamente unido contigo y consiga lo que pido en esta Novena, si ha de ser para tu mayor gloria y utilidad y provecho de mi alma.
Amén.
Rezar el Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la Oración a la Santísima Reina, pidiendo la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.
Noveno Día: Protector especial de sus devotos
Omnipotente Dios y Señor, a cuyo imperio obedecen, se humillan y tiemblan todas las potestades del mundo, como hiciste con el Faraón, a un ligero impulso del aliento de Moisés, para librar a los israelitas de la dura y áspera esclavitud que padecían, obrando a este efecto infinitos prodigios y milagros.
Yo te ofrezco los merecimientos de este generoso caudillo y afligido pueblo, y los de tu singularísimo siervo San Cayetano, a quien dispensaste tanta gracia en obrar milagros, y sacar a sus devotos de las más graves angustias y conflictos, que ninguno ha de recibir un despacho favorable si con viva fe no implora su especial protección y poderoso patrocinio.
Yo te suplico que por su intercesión me concedas el consuelo y socorro en las necesidades espirituales y corporales, para que renovando cada dia los santos propósitos de la enmienda de mi vida, logre la dicha de merecer tu gracia, y ser conducido después de una muerte preciosa a las eternas delicias de la gloria.
Amén.
Rezar el Padre Nuestro, Ave María, Gloria y la Oración a la Santísima Reina, pidiendo la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.
Oraciones finales
Oración a la Santísima Reina
Santísima Reina e Inmaculada Virgen María, que fuiste elegida por el Padre, para ser madre de su Unigénito Hijo, queriendo que desde el instante primero de tu dichosa existencia estuvieses preservada de toda mancha, para formar un digno tabernáculo de su Divinidad; yo te suplico, Inmaculada Señora, me alcances de tu Divino Hijo la gracia de que yo borre con un verdadero espíritu de penitencia, las manchas de todas mis culpas y pecados, y como eres la generosa dispensadora de todos sus dones y gracias, haz que yo experimente alguna parte de los dulces efectos de beneficencia que comunicaste a tu amado siervo y protector mio San Cayetano; también te suplico me alcances lo que pido en esta Novena, para que unidos todos en perfecta caridad, purificadas nuestras conciencias, celebremos en el misterio de tu concepción inmaculada la excelencia de tu ser, y la mayor gloria de tu Hijo, quien con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Oración final
¡Oh glorioso San Cayetano! Aclamado por todas las Naciones como Padre de Providencia, porque con portentosos milagros socorres a cuantos te invocan con fe en sus necesidades.
Te suplico me obtengas del Señor oportuno Socorro en las angustias presentes y sea ello prueba de la bienaventuranza eterna.
Amén.
¡Glorioso Padre San Cayetano, Ruega por nosotros!
Para sacar el máximo provecho de la novena a San Cayetano, no basta con repetir las oraciones. Es importante vivirla con un corazón abierto y confiado en la Providencia de Dios, tal como lo hizo el santo del pan y del trabajo.
Puedes enriquecerla si:
- Meditas cada día en las virtudes de San Cayetano, como su fe inquebrantable y su amor por los más necesitados, buscando imitarlas en tu propia vida.
- Acompañas la oración con actos concretos de caridad, como ayudar a alguien que esté pasando necesidad.
- Ofreces cada jornada con una intención clara, pero siempre dispuesto a aceptar la voluntad de Dios con paz y confianza.
- Te unes, aunque sea espiritualmente, a otros devotos, recordando que las novenas son una oración comunitaria que fortalece la fe de la Iglesia.
También, te recomendamos que aproveches para asistir a la Santa Misa, confesarte y comulgar. Recuerda que la mejor y más completa forma de oración es la Santa Misa, en la que podemos ofrecer a Dios nuestras plegarias y sacrificios para pedirle por nuestras necesidades.
También puedes rezar esta oración milagrosa a San Cayetano para conseguir trabajo y pan.
¿Quién es San Cayetano?
San Cayetano fue un sacerdote italiano del siglo XVI, fundador de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos. Es conocido como el santo del pan y del trabajo por su profunda fe en la Providencia de Dios y su ayuda incansable a los pobres y desempleados. Su devoción se ha extendido por todo el mundo, especialmente en América Latina, donde miles de fieles acuden a él para pedir empleo, sustento y paz en sus familias.
¿Cómo murió San Cayetano?
San Cayetano murió el 7 de agosto de 1547 en Nápoles, Italia. Pasó sus últimos días en oración, entregado por completo a Dios y ofreciendo sus sufrimientos por la Iglesia y los más necesitados. Su muerte fue serena y piadosa, dejando un ejemplo de fe y confianza total en la Divina Providencia.
¿Por qué San Cayetano es patrono del trabajo?
¿Cuándo empieza la novena a San Cayetano?
La novena a San Cayetano empieza el 29 de julio, exactamente nueve días antes de su fiesta, que se celebra el 7 de agosto. Sin embargo, puedes rezarla en cualquier momento del año.
¿Cuándo es San Cayetano?
La fiesta de San Cayetano se celebra cada 7 de agosto. Ese día, miles de fieles en todo el mundo acuden a sus santuarios para agradecer o pedir empleo, salud, pan para sus familias y fortaleza en tiempos de necesidad.