Cuando el sacerdote se reviste para la Santa Misa, ¿te has preguntado alguna vez por qué cada pieza de su vestimenta es tan específica? Los ornamentos litúrgicos son mucho más que simples atuendos. Son símbolos cargados de historia, fe y un profundo significado que conecta directamente con Cristo y Su Pasión. Conoce qué simboliza cada uno.
¿Qué son los ornamentos litúrgicos?
Antes de celebrar la Santa Misa, el sacerdote se reviste con los ornamentos litúrgicos. Son vestimentas especiales para la celebración de la Eucaristía. Este momento es crucial, ya que implica una preparación tanto interior como exterior. Al revestirse, el sacerdote eleva su corazón hacia los Cielos, consciente de que ingresa en una esfera superior y sagrada.
¿Cuál es el sentido de este revestimiento solemne? Así como en nuestra vida cotidiana empleamos vestimentas específicas para distintas actividades (un uniforme escolar, ropa de trabajo, un vestido de fiesta, etc.), la Iglesia ha dispuesto vestiduras particulares para que el sacerdote celebre los sagrados misterios con la debida dignidad.
Desde el Antiguo Testamento, Dios exigió vestidos sagrados para el ministerio sacerdotal de los levitas, quienes eran los sacerdotes de la Antigua Ley. Esa exigencia se mantiene en la Nueva Alianza. La Iglesia, como Esposa de Jesús, debe presentarse ante el altar del Señor con sus vestidos más hermosos. San Jerónimo lo enseña claramente:
No debemos entrar en el Santo de los Santos, ni celebrar los sacramentos del Señor con los vestidos que nos sirven para los demás usos de la vida. La religión divina tiene un traje para el ministerio y otro para el uso común.
Por ese motivo, los ornamentos litúrgicos deben ser bendecidos, ya que se los destina exclusivamente al uso sagrado.
Los ornamentos litúrgicos están íntimamente relacionados con Cristo, a quien el sacerdote representa cuando celebra la Eucaristía. Cada uno de ellos evoca detalles conmovedores de la Pasión del Señor, cuyo sacrificio redentor se renueva de manera incruenta en la Santa Misa.
¿Cuáles son los ornamentos litúrgicos?
1. Amito
Es un lienzo blanco que cubre los hombros y se ata en la cintura. La palabra «amito» proviene del latín «amicere», que significa «cubrir». Recuerda la venda con la que cubrieron los ojos del Señor cuando los soldados lo vigilaban y le decían que adivinara quién lo había golpeado mientras lo insultaban.
Es un símbolo de la fe con la que el sacerdote se cubre para celebrar «el misterio de la fe». También, expresa la consagración de la voz al Señor para que pueda entonar su alabanza en la Santa Misa.
Finalmente, simboliza el casco de guerra, evocando las palabras de San Pablo:
Revestíos con las armas de Dios y tomad el casco.
El sacerdote, al subir al altar, retoma espiritualmente el ataque contra el enemigo iniciado por Cristo y consumado gloriosamente en la Cruz. Además, se prepara para enfrentar los ataques del demonio. Por ello, reza esta oración al ponerse este ornamento litúrgico:
Coloca, Señor, sobre mi cabeza el casco de salvación, para que pueda vencer los ataques del demonio.
2. Alba
Es una túnica larga de color blanco. Recuerda el manto de burla con que Herodes revistió a Jesús. Simboliza la dignidad de la casa de Dios. Y su blancura indica la pureza de corazón y serenidad del alma que deben poseer los sacerdotes para celebrar la Santa Misa. Consciente de su indignidad y de que se va a presentar ante el Cordero sin mancha, reza esta oración al colocarse este ornamento litúrgico:
Purifícame, Señor, y limpia mi corazón, para que, lavado con la Sangre del Cordero, merezca participar en las alegrías celestiales.
3. Cíngulo
El cíngulo es una cuerda que, ceñida a la cintura, sujeta el alba, que es larga y amplia. Recuerdan las cuerdas con las que el Señor fue atado en el huerto y arrastrado por los soldados. También simboliza el látigo de la flagelación.
En las Sagradas Escrituras, el cíngulo significa la humildad, que es una actitud opuesta a la soberbia que hincha. Antiguamente, viajeros, soldados y trabajadores se ceñían y ajustaban los vestidos para facilitar su labor. Del mismo modo, la Santa Misa conserva algo de ese sentido. Es la renovación de la obra redentora, por excelencia. Nos convierte en soldados fieles para luchar contra el enemigo. Y nos ofrece el alimento en nuestro viaje al Cielo.
Por otro lado, este ornamento litúrgico, es un recordatorio del celibato sacerdotal. El corazón del sacerdote está íntima y plenamente unido al Corazón divino de Cristo Sacerdote. Y solo le pertenece a Él. La entrega de su vida a Jesús se une con la entrega del propio Cristo en su Pasión.
Así, la Santa Misa es una boda, en la que Cristo Esposo, en la persona del sacerdote, se entrega, con su sangre, a la Iglesia, su Esposa.
El sacerdote, al ceñirse con el cíngulo, reza esta oración:
Cíñeme, Señor, con el cíngulo de la pureza y apaga en mi cuerpo el ardor de la concupiscencia para que permanezca siempre en mí la virtud de la continencia y castidad.
4. Estola
Este ornamento litúrgico significa el poder del Orden Sagrado. Rememora el peso de la cruz que Jesús cargó sobre sus hombros. También es una hermosa figura de la oveja perdida que el Buen Pastor lleva sobre sus espaldas.
La estola, además, figura el vestido de santidad con el que el sacerdote debe servir a Dios y brillar ante los hombres. Por otro lado, es un anticipo del ornamento de gloria con el que será revestido en el Cielo si permanece fiel. Solo por la sangre de Cristo podrá alcanzar la vida eterna. Así lo refleja la oración que reza al colocársela:
Devuélveme, Señor, la estola de la inmortalidad, que perdí por la desobediencia del primer padre; y si bien me acerco indignamente a celebrar los sagrados misterios, haz que no obstante pueda gozar de las alegrías eternas.
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5. Casulla
La casulla es un gran manto redondo, ancho, con una sola apertura, para que pueda pasar la cabeza. Recuerda el manto de color púrpura con el que los verdugos cubrieron al Salvador en su coronación de espinas para burlarse de Él.
Cuando el sacerdote se pone esta vestimenta, es como si se encerrara en su interior, ya que se concentra en el misterio que próximamente va a celebrar.
De todos los ornamentos litúrgicos, la casulla es el más hermoso e importante. Es el velo nupcial que cubre los demás ornamentos. Simboliza la virtud de la caridad, que es la más grande y preciosa de todas, la reina, que domina a las demás. Las dos caras de la casulla representan el amor de Dios y el amor del prójimo. El sacerdote tiene la sublime misión de mostrar el amor de Cristo a las almas para que se salven.
La casulla tiene dos cruces: la de adelante que simboliza sus propios pecados y la de atrás, los pecados ajenos. En la Santa Misa, Jesús derrama su sangre «para el perdón de los pecados» tanto del celebrante como de los fieles que participan en la Santa Misa.
Al ponerse la casulla, el celebrante pronuncia las palabras evangélicas que se refieren al yugo suave del Señor, que carga al realizar el sacrificio. El sacerdote carga sobre sus hombros el yugo del amor por las ovejas perdidas del rebaño del Buen Pastor. Carga los pecados del mundo y se inmola junto al Cordero por la salvación de los hombres y la glorificación de Dios.
Señor, que dijiste ‘mi yugo es suave y mi carga ligera’, haz que lleve esta casulla de tal modo que alcance tu gracia.
Ornamentos litúrgicos especiales
Roquete y sobrepelliz
Ambos son similares al alba pero más cortos. Se usan por encima de la sotana. No se ciñen con el cíngulo.
La sobrepelliz es utilizada por los sacerdotes para administrar los sacramentos fuera de la Santa Misa. También puede ser usada por los diáconos y por los acólitos. Se diferencia del roquete por la manga, que es más corta y amplia.
Por el contrario, el roquete es una vestidura de dignidad, que solo visten los obispos, cardenales y el papa. Su manga es más larga y estrecha.
Capa pluvial
Es un manto circular que cubre toda la espalda y se sujeta por delante con un broche. Esta vestidura se utiliza especialmente para procesiones, por ejemplo, para Corpus Christi o en la bendición con la custodia durante la exposición del Santísimo Sacramento.
En algunos países se utiliza para la bendición de las candelas, de la cenizas para el Miércoles de Ceniza o de los ramos de olivo en Domingo de Ramos. También se usa en ritos exequiales fuera de la Misa y en el rezo solemne de las laudes y vísperas.
Velo Humeral
Es un trozo de tela de aproximadamente dos metros de largo por cincuenta centímetros de ancho que el sacerdote usa sobre los hombros y espalda. Con el velo humeral cubre sus manos para portar respetuosamente el Santísimo Sacramento y ciertos objetos sagrados dignos de veneración, como las reliquias. Generalmente, para tomar la custodia con el Santísimo Sacramento o el copón solo debe usarse de color blanco.
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Para reflexionar sobre los ornamentos litúrgicos
Los ornamentos litúrgicos nos demuestran la solemnidad del misterio que celebramos en cada Eucaristía. Estas vestimentas honran la majestad de Dios y nos ayudan a comprender el misterio, a pesar de la debilidad de nuestros sentidos.
Como seres de cuerpo y alma, necesitamos signos exteriores y sensibles que nos recuerden la grandeza invisible de los misterios divinos. Por ello, la Iglesia, en su sabiduría, transfigura y espiritualiza las cosas materiales para elevarnos hacia lo invisible, lo divino y lo eterno.
Los ornamentos sagrados no son simples atuendos, sino que expresan la majestad del sacrificio eucarístico. Nos invitan a una participación más consciente y reverente. Podríamos preguntarnos si, así como el sacerdote se reviste espiritual y exteriormente para celebrar la Eucaristía, ¿cómo preparamos nuestro cuerpo y nuestra alma para vivir los Sagrados Misterios? ¿Nos vestimos con las vestimentas más apropiadas para participar en el banquete celestial? ¿Preparamos el corazón por medio de la oración y la meditación sobre el Misterio Eucarístico?
Examinemos nuestra preparación para la Santa Misa y pidamos luz al Espíritu Santo para que nos enseñe a disponernos del mejor modo posible.
También, recemos por nuestros sacerdotes para que lo que reflejan exteriormente en los ornamentos litúrgicos lo vivan fervorosamente en su interior. Que la Santísima Virgen los ayude a transfigurarse y ser otros cristos.
¿Qué son los ornamentos litúrgicos y para qué sirven?
Los ritos finales de la Misa nos envían como discípulos misioneros al mundo. A través de la bendición y el saludo de despedida, la Iglesia nos recuerda que estamos llamados a vivir y testimoniar lo que hemos celebrado en la Eucaristía.
¿Cómo se llaman los ornamentos litúrgicos?
Los principales ornamentos litúrgicos que usa un sacerdote durante la Misa son:
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Amito
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Alba
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Cíngulo:
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Estola
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Casulla
¿Por qué los ornamentos litúrgicos deben ser bendecidos?
Los ornamentos litúrgicos deben ser bendecidos porque están destinados exclusivamente al uso sagrado en la liturgia. Al ser consagrados, ya no son simples prendas, sino instrumentos visibles del culto divino. La bendición resalta su dignidad y los separa de cualquier uso profano, recordando que el sacerdote representa a Cristo en cada celebración eucarística.