4 Pasos para Hablar con Dios en Adoración

por | Vida espiritual

La Adoración Eucarística es un momento privilegiado de encuentro con el Señor ¿Tienes tu Hora de Adoración al Santísimo y no sabes qué hacer en ese tiempo? Aquí te revelamos los cuatro pasos para hablar con Dios y sacar mucho fruto de tu Adoración Eucarística.

San Pedro Julián Eymard, también conocido como el Apóstol de la Eucaristía, aconseja dividir la hora de Adoración Eucarística en cuatro momentos de quince minutos. En cada uno de estos propone honrar a Jesús siguiendo los cuatro fines de la Santa Misa: adoración, acción de gracias, desagravio y súplica.

Esperamos que, gracias a los cuatro pasos recomendados por este santo, puedas hablar con Dios, adorar al Santísimo con fervor, crecer en amor a Él y descubrir el camino que Dios ha trazado para tu vida.

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Hablar con Dios según los 4 fines de la Santa Misa:

Paso 1: Adorar a Dios

Consejos de un santo para la Adoración Eucarística

Durante los primeros quince minutos, San Pedro Julián Eymar aconseja adorar a Jesús presente en el Santísimo Sacramento.

En primer lugar, sugiere honrar al Señor con el homenaje exterior del cuerpo. Apenas ingreses a la capilla o iglesia donde Jesús se encuentre expuesto, arrodíllate e inclínate ante Él con profundo respeto y en señal de suma reverencia y amor. Recuerda a los Reyes Magos cuando, al llegar al pesebre, se postraron con la cabeza en tierra para adorar al Niño Dios en el humilde pesebre de Belén.

A este primer acto silencioso y espontáneo de veneración, debe seguir un acto exterior de fe. Con este acto se despertará en tu alma la piedad eucarística. Abrirá el corazón del Señor y te concederá abundantes gracias y luces.

Luego, haz una ofrenda de toda tu persona y de cada uno de los dones que el Señor te ha concedido.

Como nuestras adoraciones son tan imperfectas, podemos unirlas con las de la Santísima Virgen y las de todos los santos y los ángeles del Cielo. Ellos continuamente se encuentran ante la presencia del Señor, glorificándole en el paraíso. Podemos pedir su consejo para adorar a Jesús como a Él le agrada.

Puedes rezar las siguientes oraciones:

Acto de fe:

Creo Jesús mío que estás presente en el Santísimo Sacramento del altar. Creo que me ves y que me oyes. Te adoro con profunda humildad y reverencia. Por mis pecados te pido perdón. Y porque te amo sobre todas las cosas, te pido que me ayudes a hacer con provecho esta hora de adoración, para mayor honra y gloria tuya. Amén.

 

Ofrecimiento: 

Señor te ofrezco todo lo que soy y todo lo que tengo. Te ofrezco mi espíritu para que te conozca mejor. Te ofrezco mi corazón para que te ame cada día más. Te ofrezco mi voluntad para que te sirva con fidelidad. Te ofrezco mi cuerpo para que te glorifique. Te ofrezco mis pensamientos para que Tú, hecho Eucaristía, seas el pensamiento dominante de toda mi vida. Te ofrezco Señor mi memoria para siempre acordarme de Ti. 

Nada más anhelo, Señor, que seas mi Rey y Señor. Solo deseo servirte, amarte, glorificarte y vivir solo de Tí, por Ti y para Ti.

Amén.

Paso 2: Dar Gracias a Dios

Cuatro consejos de un santo para la adoración eucarística

La palabra «Eucaristía» significa acción de gracias y este es uno de los principales fines de la Misa. Como segundo consejo, San Pedro Julián Eymard, nos enseña a agradecer al Señor por su presencia eucarística. Adora y bendice el inmenso amor que Jesús te demuestra en el Santísimo Sacramento. Para no dejarte solo y huérfano, viene del Cielo personalmente para ti. Quiere hacerte compañía y consolarte. 

Para agradecer mejor admira a Jesús en el Santísimo Sacramento. Admira los sacrificios que hace presente en la Eucaristía: oculta su gloria y majestad para que te acerques a hablarle como a un amigo ¡Qué bueno es! Está disponible a toda hora para que vayas a verle. Y apenas entras a la iglesia te recibe con gran alegría. 

Agradece a Dios Padre por habernos dado a su muy amado Hijo como nuestro Salvador. Agradece al Espíritu Santo, por haber permitido que Jesús se haga presente en el pan y el vino. Agradece por el enorme don del sacerdocio y de la Santa Misa. Sin sacerdotes no habría Misa y sin Misa no habría Eucaristía. 

Une tu acción de gracias, especialmente después de comulgar, a la de María Santísima. Imagina cómo agradecería ella luego de la Anunciación. Dile al Señor:

¡Oh Jesús Sacramentado, qué bueno eres, qué amable y cuán excesivo es tu amor!

Considera lo que escribe San Pedro Julián Eymard:

Allí está Jesús, tan pobre como en Belén. El inmenso amor que nos tiene le ha hecho prisionero nuestro y así debe continuar, en su prisión eucarística, hasta el fin del mundo para ser aquí en la tierra nuestro cielo anticipado. 

Paso 3: Desagraviar a Dios

Consejos de un Santo para la Adoración Eucarística

La Santa Misa también tiene un carácter propiciatorio, es decir, busca reparar los pecados nuestros y del mundo entero. Siguiendo este fin, San Pedro Julián Eymard aconseja:

Visitad y adorad a Jesús abandonado de los hombres que le dejan solo en el Sagrario. El hombre tendrá tiempo para todo menos para visitar a su Dios y Señor, que le espera y desea en su Sacramento. Las calles y todos los lugares de recreo se llenarán de gente y las iglesias donde mora Jesús estarán desiertas: se les tiene  horror y se huye de ellas. ¡Pobre Jesús! ¿Podíais esperar tanta indiferencia de los que rescataste con el precio de tu sangre… de tus hijos… amigos… de mí mismo?

Llora al ver a Jesús solo, abandonado, traicionado, insultado y profanado en la Eucaristía. Repara por aquellas almas que Él tanto ha favorecido y que tan ingratas han sido. Pide perdón, especialmente, por aquellos que lo reciben en pecado mortal. 

Ofrécele tus sufrimientos y contrariedades para expiar por los pecados que se cometen contra el Santísimo Sacramento. Resuélvete a hacer algunas penitencias, según tus posibilidades, para pedir perdón por tus propias ofensas, por las de tus familiares y amigos. Suplica luz para quienes se comportan con irreverencia en las iglesias y para quienes han perdido la devoción.

Aprovecha para hacer un examen de conciencia sincero sobre tu vida espiritual. En cuanto termines de adoración, vete a confesar y con arrepentimiento sincero pide perdón al Señor por medio del sacerdote, su ministro.  

Une tus actos de reparación con Jesús crucificado y la Virgen Santísima en el Calvario:

Recoged aquella sangre divina que mana de sus heridas y ofrecedla a la justicia divina en propiciación; haced vuestros sus dolores y la oración que dirige desde el árbol de la cruz y pedid por medio de ellos al Padre celestial piedad y misericordia por los pecadores y por vosotros mismos. Haced vuestra reparación en unión con la que hizo la Virgen al pie de la cruz y después junto al tabernáculo para que participéis del amor de Jesús a su divina Madre.

Paso 4: Pedir Gracias y Dones

Consejos de un santo para la Adoración Eucarística

Finalmente, la Santa Misa es también un momento para pedir a Dios las gracias y los dones que necesitamos. Del mismo modo, podemos aprovechar los últimos quince minutos de nuestra Adoración Eucarística para suplicar al Señor por diversas intenciones. 

Adorad a nuestro señor Jesucristo en el santísimo Sacramento, en el cual está rogando sin cesar a su Padre por vosotros, mostrándole, para enternecerle, sus sacratísimas llagas y su divino pecho abierto a favor vuestro. Unid vuestra plegaria a la suya y pedid lo que Él pide.

Suplica al Padre Eterno que bendiga, defienda y ensalce a la Santa Iglesia Católica. Que Dios sea conocido, amado y servido cada vez mejor gracias a la obra evangelizadora de la Iglesia. Pide por el Papa, por el obispo de tu diócesis y por tu párroco. Reza sin cesar por la conversión de los enemigos de Cristo.

Ora para que el Señor envíe obreros a su mies, por las vocaciones sacerdotales y religiosas, por la perseverancia, fidelidad y santificación de sacerdotes y consagrados. Que el Espíritu Santo les conceda en plenitud sus dones y virtudes. Y así, llenos de celo por la gloria de Dios y enteramente abnegados, trabajen por la salvación de las almas, aún cuando tengan que dar la vida por ellas.

Un sacerdote santo es el don más precioso del cielo. Él solo puede salvar a toda su región. Un santo protege y salva a su país, siendo su oración y virtudes más poderosas que todos los ejércitos de la tierra. 

Pide fervor y perseverancia para las almas piadosas que sirven a Dios en medio del mundo. 

Implora con insistencia la conversión pronta y definitiva de algún gran pecador. Estos prodigios de la gracia son muy gloriosos para el Señor ¡Cuántas almas se habrán salvado a último momento por quienes rezaron durante tanto tiempo por ellos!

Finalmente, ruega por tus necesidades personales y pide al Señor que te acompañe con su bendición en lo que resta del día y te ayude a salir un poco más virtuoso de cada Hora Santa. Ofrécele un ramillete de todos los dones que has recibido en tu Adoración. 

Puedes rezar esta oración de conclusión:

Te doy gracias, mi Buen Dios, por todos los deseos, afectos y propósitos que me has inspirado en esta Hora de Adoración. Te pido gracia eficaz para poder ponerlos en práctica. Que pueda cumplir en todas las cosas tu Santa Voluntad. Amén. 

Siguiendo los consejos de San Pedro Julián Eymard, podrás vivir tu Hora Santa con mayor fervor y profundidad. Al dividir este tiempo en momentos de adoración, acción de gracias, desagravio y súplica, podrás agradar y consolar a Jesús Eucaristía y recibir de sus manos generosas abundantísimas gracias para crecer en virtudes ¡No dejes pasar esta oportunidad de fortalecer tu vida espiritual!

¿Cómo hacer una Hora Santa de Adoración Eucarística?

Para hacer una Hora Santa de Adoración Eucarística, puedes seguir la guía de San Pedro Julián Eymard dividiéndola en cuatro momentos de 15 minutos: adorar a Dios, darle gracias, desagraviarlo por los pecados del mundo y pedirle gracias y dones. Esta estructura te ayudará a aprovechar mejor tu tiempo en la presencia de Jesús Sacramentado.

¿Qué oraciones se pueden rezar en la Adoración Eucarística?

Durante la Adoración Eucarística puedes rezar el Acto de Fe, el Ofrecimiento de tu vida a Dios, el Rosario, el Te Deum, la Coronilla de la Divina Misericordia, o simplemente hacer una oración personal en silencio, hablando con Jesús presente en el Santísimo Sacramento.

¿Por qué es importante la Adoración al Santísimo Sacramento?

La Adoración Eucarística es importante porque nos permite fortalecer nuestra relación con Jesús, honrarlo, agradecerle, pedirle perdón por los pecados del mundo y recibir sus gracias. Según San Pedro Julián Eymard, es un medio poderoso para crecer en la vida espiritual y alcanzar la santidad.

¿Dónde puedo encontrar una iglesia con Adoración Eucarística cerca de mí?

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