En el artículo ¿Cuáles son las partes de la Misa y su significado?, explicamos la estructura de la Santa Misa, que se compone de cuatro momentos fundamentales: Ritos Iniciales, Liturgia de la Palabra, Liturgia de la Eucaristía y Ritos Finales. Cada uno de ellos cumple una función específica dentro de la celebración.
En este contexto, los Ritos Iniciales desempeñan un papel fundamental, ya que disponen a los fieles a entrar en la presencia de Dios con el debido recogimiento. A través del canto de entrada, el saludo del sacerdote, el acto penitencial, el Gloria y la oración colecta, los fieles pasan de lo cotidiano a lo sagrado, preparándose para escuchar la Palabra de Dios y celebrar el sacrificio eucarístico.
En este artículo, exploraremos el significado y la estructura de estos ritos, apoyándonos en el Misal Romano y en la tradición litúrgica de la Iglesia.
Puedes utilizar la aplicación Horarios de Misa para encontrar la iglesia católica más cercana con horarios de Misa, Confesión y Adoración ¡Seguro te servirá! Descárgala ahora.
Los Ritos Iniciales son:
1. Procesión de entrada

La Santa Misa comienza con la procesión de entrada. Esta marcha, presidida por el sacerdote, representa la entrada del Salvador en el mundo, por la que comenzó su sacrificio y ofrecimiento desde la Encarnación.
En las Misas solemnes, el celebrante es precedido por el estandarte de la cruz, cuyo sacrificio se va a renovar. Detrás van los acólitos, que llevan cirios encendidos, simbolizando la entrada de la luz que ilumina a todo hombre. Luego siguen los turiferarios, que llevan los incesarios, cuyo perfume representa el aroma de la alabanza a Dios y del buen olor a Cristo. También, ingresan los ministros inferiores, que recuerdan a los profetas del Antiguo Testamento y los apóstoles del Nuevo Testamento. Cerrando la procesión, avanza el celebrante, quien representa al mismo Cristo.
Este primer rito inicial nos recuerda el consejo de la Sagrada Escritura:
Camina delante de Mí y sé perfecto. (Gen. 17, 1)
Esta marcha nos recuerda que nuestras vidas son un camino al Cielo. La Santa Misa es un anticipo del banquete celestial. Con la gracia de Dios y transfigurados con Cristo que se nos entrega en el Santísimo Sacramento, podremos alcanzar la perfección del amor.
En este momento, los fieles debemos disponernos para entrar en la presencia de Dios. Enseña San Francisco de Sales:
Desde el principio hasta que el sacerdote sube al altar prepárate juntamente con él, lo cual harás poniéndote en la presencia de Dios, reconociendo tu indignidad y pidiéndole perdón de tus defectos.
2. Subida y beso al altar

Cuando la procesión llega al presbiterio, el celebrante sube al altar. El altar es el monte santo, el nuevo Calvario. Subamos con el sacerdote hacia el Gólgota para ser testigos de la renovación del sacrificio.
El altar ocupa el lugar más sagrado de la iglesia. Debe estar en un sitio alto, más cerca de Dios y ser de piedra. Allí se ofrecerá el sacrificio del Cordero inmaculado. Es la mesa sagrada sobre la cual Jesucristo instituyó la Eucaristía. También, recuerda la Cruz, donde Cristo se sacrificó para nuestra redención. Además, se asemeja a la roca del sepulcro sobre la que fue colocado su cuerpo. Por último, es el trono celestial en el cual se asienta la Víctima Inmolada.
A continuación, el sacerdote besa el altar donde va a realizar el sagrado misterio. Allí besa al mismo Cristo que, como enseña San Pablo, es la piedra angular. Para los Padres de la Iglesia era el beso al sepulcro donde Cristo yacía dormido.
Con el beso, también se veneran las reliquias de los mártires que se encuentran al pie del altar. Los que han derramado gloriosamente su sangre por Jesucristo reposan al pie del altar donde se ofrece la Sangre del Señor. Ellos están íntimamente unidos con el Cordero de Dios por los tormentos que sufrieron. Es justo que triunden con Él.
La Iglesia, esposa de Cristo, en la persona del sacerdote, saluda a su Amado. Todos estamos llamados a amarlo, a entregarnos a Él y a dar nuestra vida por Él. El beso del altar es un acto de delicadeza y fidelidad, lleno de ternura hacia el Señor. Repara el horrible beso de Judas, quien lo entregó a los judíos con ese gesto.
- Te puede interesar: El altar, el martirio y las reliquias
3. Incensación

En la Misa solemne, luego del beso del altar, sigue su incensación.
Este acto es una expresión visible del sacrificio interior de los que participan en la celebración. Los carbones que se consumen hasta el fin simbolizan a los fieles que deben consumir su vida sirviendo y alabando a Dios.
Significa el buen olor de Cristo que debemos llevar y expandir en cada ambiente de nuestra vida cotidiana: trabajo, entre amigos, en la familia, en la universidad, escuela.
El humo del incienso simboliza la oración que se eleva a Dios. Nos ayuda a arder en amor a Él para que se consuma en nuestros corazones todo lo que no sea de Dios. Nuestras oraciones, que expresan los deseos del corazón, deben estar animadas y purificadas por el fuego del amor divino. Y son reunidas con las de todos nuestros hermanos para ser elevadas ante Dios. Recuerda la oración de los santos, el perfume más agradable para el Señor.
4. Señal de la cruz y saludo inicial

Los Ritos Iniciales continúan con la invocación del Dios uno y trino por medio de la cruz de Cristo. El celebrante y los fieles hacen la señal de la cruz para comenzar propiamente la Santa Misa, pues esta renueva la memoria del sacrificio del Señor en honor de la Santísima Trinidad.
El sacerdote quiere realizar el sacrificio en el nombre de Dios Padre, que ha enviado a su Hijo para salvarnos; de Dios Hijo, que se ha entregado a la muerte por nosotros; y del Espíritu Santo, cuyo amor eterno ha sido el fuego que ha consumido la Víctima y cuyo soplo derrama la Sangre del Salvador sobre nuestras almas. Al Padre nos dirigimos, por Cristo ofrecemos y lo hacemos en el Espíritu Santo.
Hay que hacer la señal de la cruz como si fuera la primera y última vez, con devoción y amor. Debe ser un signo lento, amplio, de la frente al pecho y de un hombro al otro. Evitemos rutinas y automatismos. Pongamos todo nuestro cuerpo, alma, corazón y pensamientos. Debe apoderarse de nosotros, consagrarnos y santificarnos.
Después de la señal de la Cruz, el sacerdote saluda a la asamblea y pone toda la celebración bajo la mirada de la Santísima Trinidad:
5. Rito Penitencial

El Rito Penitencial nos permite ver nuestras miserias frente a la santidad de Dios. Reconocemos su dominio, le imploramos, indignos, su ayuda y le pedimos, porque somos pecadores, perdón.
Al humillarnos ante la santidad de Dios, podemos dimensionar un poco de su infinito amor, que lo llevó a enviar a su Hijo Único y Amado para salvarnos del pecado y darnos la vida eterna.
El sacerdote invita al arrepentimiento. Podemos hacer un examen de conciencia rápido y pedir, con sinceridad, perdón por nuestros pecados:
El Rito Penitencial está conformado por tres momentos:
1. Yo Confieso:
Los fieles reconocen ante Dios y la comunidad sus pecados. También suplica la intercesión de los ángeles y santos y de sus hermanos. Pecamos de pensamiento por no acomodarnos a los criterios de Dios, de palabra por no emplear nuestra lengua como instrumento del Verbo divino, de obra al no imitar las acciones de Cristo y de omisión por no hacer todo el bien que podíamos haber hecho.
Nos golpeamos el pecho para expresar el dolor por nuestros pecados. Y porque somos débiles, imploramos la ayuda de poderosos intercesores.
2. Miseratur:
El acto de contrición debe hacernos tomar conciencia de la fealdad del pecado y la necesidad de la gracia divina para luchar contra él.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
3. Señor, ten piedad
Luego, se canta o recita esta oración. En ella reconocemos la majestad y la bondad extrema de Jesús. Es una oración confiada a nuestro Salvador.
- Te puede interesar: Pedir Perdón en la Misa: Un Acto Profundo
6. Canto del Gloria

El canto del Gloria es uno de los ritos iniciales más antiguos. Es un texto inspirado en los salmos y cánticos del Evangelio. Cantamos un himno de alabanza y de victoria sobre el pecado. Sus primeras palabras fueron pronunciadas por los ángeles cuando se le aparecieron a los pastores para anunciar el nacimiento del Niño Dios.
El Gloria se divide en tres partes. Comienza con el canto de los ángeles, luego con alabanzas a Dios Padre y, por último, una invocación a Cristo. Al final se nombra al Espíritu Santo. Así canta el honor de la Santísima Trinidad. Se alaba y da gracias al Padre, se reconoce a Cristo como Hijo de Dios y Salvador de la humanidad, en unión del Espíritu Santo.
A Dios se le da la gloria y los hombres, por la venida del Salvador, recibimos la paz.
7. Oración Colecta

El sacerdote, al pronunciar el «oremos», invita a los fieles a adherirse mentalmente a su plegaria, pidiendo por sus intenciones particulares. Extiende los brazos y luego los recoge. Se dirige a Dios en nombre de toda la comunidad, como portavoz de la Iglesia y le presenta todas las intenciones de los fieles que participan de la Santa Misa.
Para reflexionar sobre los Ritos Iniciales de la Misa:
Puedes utilizar la aplicación Horarios de Misa para encontrar la iglesia católica más cercana con horarios de Misa, Confesión y Adoración. ¡Seguro te servirá! Descárgala ahora.
¿Qué son los ritos iniciales de la Misa y por qué son importantes?
Los ritos iniciales son el comienzo de la celebración eucarística y disponen a los fieles para entrar en la presencia de Dios. Incluyen la procesión de entrada, el beso al altar, la señal de la cruz, el acto penitencial, el Gloria y la oración colecta. Vivirlos con atención y recogimiento ayuda a preparar el corazón para la Liturgia de la Palabra y la Eucaristía.
¿Cómo puedo predisponerme espiritualmente antes del inicio de la Misa para vivir mejor los Ritos Iniciales?
Para predisponerte espiritualmente antes de la Misa, puedes llegar unos minutos antes al templo, guardar silencio y recogimiento, hacer una breve oración pidiendo la gracia de participar con fe y devoción, y ofrecer la Misa por una intención especial. También es útil leer las lecturas del día para preparar el corazón y entrar en sintonía con la liturgia.
¿Cómo hacer la señal de la cruz con verdadera devoción al inicio de la Misa?
La señal de la cruz es un gesto de consagración y entrega a Dios. Para hacerla con mayor devoción, debemos realizarla de manera pausada, consciente y con fe, recordando que nos marcamos con la Cruz de Cristo y renovamos nuestra identidad como hijos de Dios.
¿Qué significado tiene el Rito Penitencial y cómo hacerlo con mayor profundidad?
El Rito Penitencial nos invita a reconocer nuestra fragilidad y a pedir la misericordia de Dios. Para vivirlo mejor, podemos hacer un breve examen de conciencia antes de la Misa, recitar el Yo Confieso con sinceridad y recibir con fe la absolución del sacerdote, que nos prepara para escuchar la Palabra de Dios con un corazón limpio.
¿Cuál es el sentido del canto del Gloria? ¿Cómo vivir mejor ese momento?
El Gloria es un himno de alabanza a Dios, por lo que debe cantarse con alegría y reverencia. Para hacerlo con devoción, es importante recordar su significado: es una proclamación de la gloria de Dios y un acto de adoración. Cantarlo con gratitud y atención a las palabras ayuda a vivirlo plenamente. Además, si no se canta y se recita, es recomendable hacerlo con voz clara y pausada, dejando que cada frase resuene en el corazón.