San Francisco de Asís: el Santo más parecido a Cristo

por | Vidas santas

¿Sabías que la Iglesia afirma que San Francisco de Asís es el santo cuya vida más se pareció a la de Cristo? Su existencia sencilla, marcada por el desprendimiento, la alegría y el amor a todas las criaturas, como reflejos de Dios, sigue inspirando al mundo entero.

En este artículo descubrirás su biografía, algunas de sus frases más célebres sobre la Eucaristía y las oraciones que millones de fieles rezan cada día escritas por él o buscando su intercesión.

¡Descubre las maravillas que Dios obró en este humilde “Poverello de Asís”! 

Biografía de San Francisco de Asís

Juventud: el trovador de Asís (1182-1205)

San Francisco nació en la ciudad italiana de Asís, en Umbría, el 26 de septiembre de 1182. Su nombre de bautismo fue Juan, pero su padre, Pietro Bernardone —un próspero comerciante de telas fascinado por la cultura francesa— lo llamó cariñosamente Francesco (“el Francesillo”). Su madre fue Madonna Pica, de origen francés.

Desde joven destacó por su carácter alegre y su gusto por la música y la poesía. Era popular entre los jóvenes de Asís, gastaba generosamente en fiestas y atuendos, y se dejaba inspirar por los trovadores franceses. Su madre decía de él:

“Más parece un príncipe que hijo nuestro”.

Aunque trabajaba en el negocio familiar, también mostraba una sensibilidad especial hacia los pobres. Una anécdota temprana lo retrata: tras ignorar a un mendigo en el mercado, se sintió muy culpable. Corrió a buscarlo para darle limosna y prometió no volver a rechazar a un necesitado. Y así lo hizo. 

En su juventud soñaba con la gloria militar. En 1202 participó en la guerra entre Asís y Perugia, donde fue capturado y pasó un año en prisión. Allí mantuvo un ánimo alegre, mostrando la cortesía que siempre lo caracterizó. Liberado, una enfermedad lo obligó a reflexionar sobre su vida. Más tarde intentó unirse a una expedición en Apulia. Pero, tuvo un sueño en el que una voz le decía:

«No has comprendido el sentido de la visión. Vuelve a tu ciudad»

Regresó a Asís humillado, confundido y desorientado. 

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Conversión: el juglar de Dios (1206-1209)

El giro radical de su vida comenzó en 1206. Un día, mientras cabalgaba, San Francisco se encontró con un leproso y, venciendo su repulsión, lo abrazó y le entregó dinero. Ese gesto lo acercó de manera definitiva a los marginados.

Poco después, en la iglesia en ruinas de San Damián, escuchó la voz de Cristo desde el crucifijo:

“Francisco, ¿no ves que mi casa está en ruinas? Anda y restáurala por mi amor”.

Interpretó el mensaje literalmente y comenzó a reparar templos. San Francisco de Asís vendió su caballo y algunas telas de su padre para conseguir fondos. Esto desató la la furia de Pietro Bernardone. El conflicto con su padre alcanzó su punto máximo cuando Francisco renunció públicamente a su herencia y, despojándose de sus ropas frente al obispo de Asís, declaró:

“Hasta hoy he llamado padre a Pietro Bernardone; pero ahora soy el siervo de Dios.

A partir de entonces, abrazó la vida de un mendigo. Vestía una simple túnica de campesino, pedía piedras para reconstruir iglesias y cantaba alabanzas a Dios en francés, la lengua que había marcado su juventud. Había nacido el “juglar de Dios”.

Fundación de las Tres Órdenes Franciscanas (1209-1221)

El 24 de febrero de 1208, al escuchar el Evangelio, San Francisco de Asís comprendió su llamado: vivir en pobreza absoluta siguiendo a Cristo. Pronto atrajo a sus primeros compañeros, como Bernardo de Quintavalle y Pedro Cattani, y en 1209 viajó a Roma con once seguidores para presentar su forma de vida al Papa Inocencio III. Aunque algunos cardenales desconfiaban de su radicalidad, el Papa aprobó su regla de manera verbal, convencido por un sueño en el que vio a Francisco sosteniendo la Basílica de Letrán. Así nació la Primera Orden Franciscana, los fratres minores o “Hermanitos”.

En 1211, Clara de Asís, inspirada por San Francisco, se unió a su ideal fundando la Segunda Orden: las Damas Pobres, conocidas luego como Clarisas. 

Finalmente, en 1221, Francisco fundó la Tercera Orden Franciscana, destinada a laicos que deseaban vivir según el espíritu franciscano sin abandonar su vida familiar ni profesional. Gracias a ello, reyes, poetas y simples campesinos pudieron compartir su carisma. Entre sus miembros más famosos se encontrarían el rey San Luis de Francia y el poeta Dante Alighieri. 

Misión, pruebas y últimos años (1211-1226)

El ardor misionero lo llevó a viajar a Oriente con el deseo de convertir pacíficamente a los musulmanes y poner fin a las Cruzadas. San Francisco quería, en palabras suyas:

predicar la Fe de Cristo a los Sarracenos para favorecer su conversión. 

En la regla franciscana, el santo escribió que sus hijos debían:

«Anunciar la palabra de Dios, para que [los incrédulos] pueden creer en Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas, y en su Hijo Redentor y Salvador, a fin de que sean bautizados y convertido en cristianos, porque quien no nazca de nuevo por el agua y el Espíritu Santo no podrá entrar en el Reino de Dios

En 1219 logró entrevistarse con el sultán de Egipto durante el sitio de Damietta, quien, impresionado por su humildad y valentía, lo dejó marchar con vida. San Francisco le había dicho:

Cuando invaden las tierras que has usurpado, los cristianos actúan con justicia, porque blasfemas del Nombre de Cristo y te esfuerzas por alejar de la verdadera Religión a tantas personas como puedes. Si, por el contrario, quisieras conocer, confesar y adorar al Creador y Redentor del mundo, los cristianos te amarían como a ellos mismos. 

Gracias a este encuentro, consiguió que el sultán les concediera a los franciscanos la custodia de los lugares sagrados en Tierra Santa. 

A su regreso, encontró tensiones dentro de la orden, que crecía rápidamente y empezaba a institucionalizarse, alejándose del ideal de pobreza radical. Desilusionado, buscó silencio en el Monte Alvernia, donde en 1224 recibió los estigmas de Cristo, convirtiéndose en el primer santo estigmatizado de la historia.

Los estigmas marcaron el final de su vida activa. Su salud se deterioró rápidamente, quedándose casi ciego. En esta época, compuso el Cántico de las Criaturas o Cántico al Hermano Sol, una de las primeras obras literarias en italiano, en la que alaba a Dios a través de toda la creación.

El 3 de octubre de 1226, en la Porciúncula, San Francisco de Asís pidió morir desnudo sobre la tierra, como signo de desprendimiento absoluto. Tenía 44 años. Apenas dos años después, en 1228, el Papa Gregorio IX lo canonizó en Asís, reconociendo en él al santo que inspiraría a generaciones enteras.

Frases de San Francisco sobre la Eucaristía

San Francisco de Asís tenía un gran amor por el Santísimo Sacramento. Sentía tanto respeto y asombro ante la Eucaristía que decidió no ser ordenado sacerdote, sino permanecer como diácono. Él se consideraba indigno de consagrar las especies de pan y vino para que se convirtieran en el Cuerpo y Sangre de Cristo.

Cuentan sus biógrafos que comulgaba con frecuencia y con devoción tal, como para infundirla también a los demás. Como tenía en gran reverencia lo que es digno de toda reverencia, ofrecía el sacrificio de todos los miembros, y, al recibir al Cordero inmolado, inmolaba también el alma en el fuego que le ardía de continuo en el altar del corazón. 

Aquí puedes ver frases de San Francisco extraídas de algunos de sus escritos, como cartas y reglas. Contempla su amor por la Sagrada Forma:

¡Tiemble el hombre entero, que se estremezca el mundo entero, y que el cielo exulte, cuando sobre el altar, en las manos del sacerdote, está Cristo, el Hijo del Dios vivo! ¡Oh admirable celsitud y asombrosa condescendencia! ¡Oh humildad sublime!

¡Oh sublimidad humilde, pues el Señor del universo, Dios e Hijo de Dios, de tal manera se humilla, que por nuestra salvación se esconde bajo una pequeña forma de pan! —Carta a un ministro, 26-27.

Ruego también en el Señor a todos mis hermanos sacerdotes que son y serán y a los que desean ser sacerdotes del Altísimo que, siempre que quieran celebrar la misa, ofrezcan, purificados, con pureza y reverencia, el verdadero sacrificio del santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, con intención santa y limpia, y no por cosa alguna terrena ni por temor o amor de hombre alguno, como para agradar a los hombres» (CtaO 14).

Y lo mismo que ellos [los Apóstoles] con la vista corporal veían solamente su carne, pero con los ojos que contemplan espiritualmente creían que Él era Dios, así también nosotros, al ver con los ojos corporales el pan y el vino, veamos y creamos firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivo y verdadero.

Y de esta manera está siempre el Señor con sus fieles, como Él mismo dice: Ved que yo estoy con vosotros hasta la consumación del siglo.

Ved que diariamente se humilla, como cuando desde el trono real descendió al seno de la Virgen; diariamente viene a nosotros Él mismo en humilde apariencia; diariamente desciende del seno del Padre al altar en manos del sacerdote.

Y como se mostró a los santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se nos muestra a nosotros en el pan consagrado. Y lo mismo que ellos con la vista corporal veían solamente su carne, pero con los ojos que contemplan espiritualmente creían que Él era Dios, así también nosotros, al ver con los ojos corporales el pan y el vino, veamos y creamos firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivo y verdadero. 

La voluntad de su Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos lo entregó y el cual nació por nuestro bien, se ofreciese a sí mismo como sacrificio y hostia, por medio de su propia sangre en el altar de la cruz; no para sí mismo, por quien todo fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas. Y quiere que todos seamos salvos por Él y que lo recibamos con un corazón puro y con nuestro cuerpo casto.

Oraciones de San Francisco

Oración de San Francisco ante el crucifijo de San Damián

¡Oh alto y glorioso Dios!, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.

Cántico de las creaturas compuesto por San Francisco

Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.

A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.

Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.

Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.

Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,

porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.

Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.

Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.

Oración en honor a las llagas de San Francisco para pedir su intercesión

Gloriosísimo Protector y Padre mío, San Francisco, a vos acudo, implorando vuestra poderosa intercesión, para entender el amor que Dios Nuestro Señor os manifestó al martirizar vuestra carne y vuestro espíritu. Vuestras llagas son cinco focos de caridad divina; cinco lenguas que me recuerdan las misericordias de Jesucristo; cinco fuentes de gracia celestiales que el Creador os confió para que las distribuyeseis entre vuestros devotos. ¡Oh Santo amabilísimo!, pedid por mí a Jesús crucificado una chispa del fuego que ardía en vuestra alma aquel día dichoso en que recibisteis la seráfica crucifixión, a fin de que, recordando vuestros privilegios sobrenaturales, imite vuestros ejemplos y siga vuestras enseñanzas, viviendo y muriendo amando a Dios sobre todas las cosas.

Rezar 5 padrenuestros, avemarías y glorias en honor de las cinco llagas de San Francisco. Concluir con la oración final:

Seráfico Padre mío San Francisco, pobre y desconocido de todos, y, por esto, engrandecido y favorecido de Dios. Porque os veo tan rico en tesoros divinos, vengo a pediros limosna. Dádmela generoso, por amor al buen Jesús y a nuestra Madre, la Inmaculada Virgen María, y por el voto que hicisteis de dar por su amor todo lo que se os pidiese. Por amor de Dios os ruego que me obtengáis dolor de mis pecados, la humildad y el amor a vuestra pasión; conformidad con la voluntad de Dios, prosperidad para la Iglesia y para el Papa, exaltación de la fe, confusión de la herejía y de los infieles, conversión de los pecadores, perseverancia de los justos y eterno descanso de las almas del Purgatorio. Os lo pido por amor de Dios. Así sea.

Imitando a San Francisco de Asís

San Francisco de Asís es uno de los santos más queridos por los católicos desde su tiempo. Pidámosle que nos enseñe e interceda por nosotros para que aprendamos a desprendernos de todo aquello que nos aparta de Dios. Pidámosle la virtud de la alegría, la sencillez, la pobreza de espíritu y un corazón misericordioso para el que sufre. Pero, por encima de todo, pidámosle un amor enorme por el Santísimo Sacramento. para que se convierta en el centro de nuestras vidas, tal como fue en la suya.  

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¿Quién fue San Francisco de Asís?

San Francisco de Asís (1182-1226) fue un santo italiano, fundador de la Orden Franciscana. Es conocido como el “Poverello de Asís” por su vida de pobreza, humildad y amor a todas las criaturas. La Iglesia lo reconoce como el santo cuya vida más se pareció a la de Cristo.

¿De qué murió San Francisco de Asís?

San Francisco de Asís murió el 3 de octubre de 1226, a los 44 años, en la Porciúncula, Asís. Falleció enfermo, casi ciego y marcado por los estigmas de Cristo. Su muerte fue serena, recostado en la tierra, como signo de total desprendimiento.

¿Cuándo es San Francisco de Asís?

La Iglesia celebra a San Francisco de Asís el 4 de octubre de cada año. Es una de las fiestas más importantes del calendario católico y, en muchos lugares, se bendicen a los animales en honor al santo patrono de la naturaleza y la ecología.

¿Qué protege San Francisco de Asís?

San Francisco de Asís es patrono de los animales, de los ecologistas, de los comerciantes y de Italia. Su espiritualidad invita a cuidar la creación, como un reflejo de la Bondad del Creador para con nosotros. 

¿Qué se le pide a San Francisco de Asís?

A San Francisco de Asís se le pide ayuda para vivir con humildad, paz y alegría. Muchos fieles le rezan para pedir protección a los animales, fortaleza en la pobreza, serenidad en las dificultades y un corazón sencillo para amar a Dios y a los demás.