Si hay santo polifacético, ese es, sin duda, San Lucas. Médico, discípulo, viajero, evangelista, pintor. Su vida combina fe, talento, servicio y apostolado. Tenía un corazón inquieto, enamorado de Cristo. Fue capaz de usar todos sus dones para la expansión del cristianismo. Su legado continúa más vivo que nunca.
Descubre quién fue San Lucas, autor del tercer Evangelio y de los Hechos. Médico, compañero de San Pablo, discípulo de María y testigo de la Misericordia Divina. En este post te contamos 6 cosas que quizás no conozcas de este gran santo.
1. Se convirtió al cristianismo
2. Era médico de profesión
San Lucas era médico de profesión, y San Pablo lo menciona con afecto como “el médico querido” (Col 4,14). Su oficio exigía una educación sólida, algo que se refleja en su lenguaje técnico y preciso, lleno de referencias propias del ámbito médico.
Los estudiosos sugieren que pudo haberse formado en la renombrada escuela de Tarso, una de las más prestigiosas del mundo antiguo, rival de Alejandría y Atenas. Allí mismo habría conocido a San Pablo.
Por su profundo conocimiento del Mediterráneo oriental, algunos suponen que San Lucas adquirió experiencia como médico a bordo de un barco.
Hombre trabajador y comprometido, envía saludos a los colosenses, lo que deja entrever que había estado entre ellos en algún momento y los había asistido con su ciencia.
3. Acompañó a San Pablo en sus viajes y predicación
San Lucas aparece por primera vez en los Hechos de los Apóstoles en Tróade (16,8 ss.), donde se une a San Pablo y, tras una visión, cruza con él a Europa para anunciar el Evangelio. Desembarcan en Neápolis y continúan hasta Filipos, “persuadidos de que Dios nos había llamado para evangelizarles”. Allí, Lucas presencia la conversión de Lidia y sus compañeros y se hospeda en su casa. De San Lucas y San Pablo se dirá:
“Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que os anuncian un camino de salvación” (Hch 16,17).
Presencia luego la detención de Pablo y Silas, azotados y encarcelados por “alborotar la ciudad siendo judíos”, mientras él y Timoteo logran escapar, probablemente por no parecer judíos. Cuando Pablo parte de Filipos, San Lucas permanece allí, continuando su labor evangelizadora. Más tarde, el apóstol recibe desde Tesalónica una ayuda económica proveniente de Filipos (Fil 4,15-16), seguramente gestionada por el mismo evangelista.
Es probable que San Lucas permaneciera en Filipos mientras Pablo predicaba en Atenas, Corinto y Éfeso, y que se reencontrara con él cuando el apóstol volvió a Macedonia. En ese tiempo, Pablo redactó su Segunda carta a los Corintios. En esta epístola, San Pablo alaba a San Lucas:
“hermano, cuyo renombre a causa del Evangelio se ha extendido por todas las Iglesias” (2 Cor 8,18)
Poco después, el evangelista acompaña a Pablo de Filipos a Tróade y participa del largo viaje por la costa descrito en Hechos 20. Está presente en Jerusalén durante el tumulto, presencia el ataque al apóstol y lo escucha hablar “en lengua hebrea” desde la escalinata de la fortaleza Antonia. También contempla la furia del pueblo que, sin poder alcanzarlo, agita sus vestidos y arroja polvo al aire.
Durante los dos años de prisión de Pablo en Cesarea, San Lucas lo visita constantemente. Luego, cuando Pablo apela al César, junto a Aristarco lo acompañan en el viaje hacia Roma, durante el que sobrevivieron al naufragio en Malta. En la capital del Imperio, permanece a su lado durante los dos años de prisión.
Fiel hasta el final, Lucas acompañó a San Pablo durante su último encarcelamiento y martirio.
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4. Escribió el Tercer Evangelio y el Libro de los Hechos de los Apóstoles
Según la tradición, San Lucas permaneció soltero y escribió su Evangelio en Acaya luego de la muerte de San Pablo. Previamente, habría conocido el Evangelio de San Marcos y tratado personalmente con San Pedro y otros primeros discípulos.
San Lucas muestra con especial profundidad el rostro compasivo y misericordioso de Cristo. Por eso la Iglesia lo llama “el Evangelio de la misericordia”. Incluye parábolas exclusivas que expresan esta dimensión, como la de El hijo pródigo (Lc 15,11-32), El buen samaritano (Lc 10,25-37), La oveja perdida y la dracma perdida (Lc 15). Estas enseñanzas revelan a un Dios que busca, perdona y sana.
Los Hechos de los Apóstoles son una continuación del Evangelio. En este libro narra todo lo que Cristo realiza a través del Espíritu Santo en su Iglesia. San Lucas describe cómo los primeros creyentes vivían en comunión, compartían sus bienes, perseveraban en la oración y en la enseñanza de los apóstoles. Una parte importante del libro está dedicada a Saulo de Tarso, convertido en el apóstol Pablo. Lucas cuenta su encuentro con Cristo en el camino de Damasco, sus viajes misioneros, sus discursos, sus sufrimientos y su llegada y predicación en Roma. Su objetivo es mostrar cómo la Palabra de Dios se iba extendiendo.
Los estudiosos de la Biblia han confirmado que San Lucas escribió el tercer Evangelio sinóptico y los Hechos. Ambos textos comparten el mismo destinatario, Teófilo, y el autor del segundo libro se identifica como el del primero (Hch 1,1). Los dos tienen un estilo literario coherente y reconocible. Usan las mismas expresiones griegas. Además, prestan atención a los detalles médicos en la forma de narrar los milagros y curaciones.
5. Se lo representa con un toro
6. San Lucas pintó a la Santísima Virgen
A San Lucas se le atribuye un retrato de la Virgen María conservado en Santa María la Mayor de Roma. Este habría sido encontrado por la emperatriz Eudoxia en Jerusalén.
San Lucas es el único que relata los pasajes de la Anunciación (Lc 1,26-38), la Visitación (Lc 1,39-56), el Magníficat, el Benedictus y el Nunc dimittis. Posiblemente conoció a la Madre de Dios en algunos de sus viajes y pudo conversar con ella, quien le habría narrado en detalle estos acontecimientos. Por ello, es conocido también como el «discípulo de María».
Las descripciones gráficas de San Lucas en su Evangelio sobre la Anunciación, la Visitación, la Natividad, la Adoración de los pastores, la oveja perdida, entre otros episodios, han servido de inspiración a numerosos pintores cristianos a lo largo de los siglos. Por ello es considerado patrono de los artistas.
Dios enriqueció a San Lucas con diversos talentos. El evangelista supo devolver todo lo recibido poniendo sus dones al servicio de la evangelización y la salvación de las almas. Su vida debe interpelarnos. Preguntémonos: ¿qué estamos haciendo con todo lo que Dios nos ha regalado? ¿Estamos usando nuestros talentos para acercar almas a Dios? ¿O los estamos enterrando y guardando para nosotros mismos? Recordemos las palabras del Evangelio:
Porque es como un hombre que al marcharse de su tierra llamó a sus servidores y les entregó sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno sólo: a cada uno según su capacidad; y se marchó. El que había recibido cinco talentos fue inmediatamente y se puso a negociar con ellos y llegó a ganar otros cinco. Del mismo modo, el que había recibido dos ganó otros dos. Pero el que había recibido uno fue, hizo un agujero en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo, regresó el amo de dichos servidores e hizo cuentas con ellos. Cuando se presentó el que había recibido los cinco talentos, entregó otros cinco diciendo: «Señor, cinco talentos me entregaste; mira, he ganado otros cinco talentos». Le respondió su amo: «Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en la alegría de tu señor».
Se presentó también el que había recibido los dos talentos y dijo: «Señor, dos talentos me entregaste; mira, he ganado otros dos talentos». Le respondió su amo: «Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en la alegría de tu señor».
Cuando llegó por fin el que había recibido un talento, dijo: «Señor, sé que eres hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por eso tuve miedo, fui y escondí tu talento en tierra: aquí tienes lo tuyo». Su amo le respondió: «Siervo malo y perezoso, sabías que cosecho donde no he sembrado y que recojo donde no he esparcido; por eso mismo debías haber dado tu dinero a los banqueros, y así, al venir yo, hubiera recibido lo mío con los intereses. Por lo tanto, quitadle el talento y dádselo al que tiene los diez.
Porque a todo el que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará. En cuanto al siervo inútil, arrojadlo a las tinieblas de afuera: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
¿Quién era San Lucas en la Biblia?
San Lucas era un médico griego, compañero de San Pablo y autor del Tercer Evangelio y del Libro de los Hechos de los Apóstoles. Su Evangelio destaca la misericordia de Cristo. También se le reconoce como discípulo de María y testigo de la expansión de la Iglesia primitiva.
¿Por qué a San Lucas se lo representa con un toro?
El toro o ternero simboliza el sacrificio y la dimensión sacerdotal. Se asocia a San Lucas porque su Evangelio comienza con la historia de Zacarías, sacerdote y padre de Juan Bautista.
¿Cuándo es San Lucas?
La Iglesia celebra la fiesta de San Lucas el 18 de octubre.
¿Cómo murió San Lucas?
Se cree que murió a una edad avanzada, alrededor de los 74 años, lleno del Espíritu Santo. La tradición no confirma si sufrió martirio, pero se le reconoce por su vida de fe, servicio y dedicación a la predicación del Evangelio.
¿Por qué San Lucas es el patrón de los médicos?
San Lucas era médico de profesión y se preocupaba por el bienestar físico y espiritual de los demás. Por esta razón, la Iglesia lo reconoce como patrono de los médicos y profesionales de la salud.
¿San Lucas pintó a la Virgen?
Según la tradición, San Lucas pintó un retrato de la Virgen María, que se conserva en Santa María la Mayor de Roma. Por esta razón, también se le considera patrono de los artistas.