Corona de Adviento: Oraciones para los 4 Domingos

por | Vida espiritual

La Corona de Adviento es un símbolo cristiano lleno de significado, diseñado para ayudarnos a prepararnos espiritualmente durante las cuatro semanas previas a la Navidad, conocidas como el tiempo de Adviento. Esta corona está formada por un aro de ramas verdes y cuatro velas, que se encienden una por semana, marcando nuestra espera del nacimiento de Jesús.

Cada elemento tiene un significado profundo que nos invita a reflexionar y a vivir este tiempo con esperanza y fe. En algunas coronas, se incluye una quinta vela blanca en el centro, que se enciende el día de Navidad como un recordatorio de que Cristo, la luz del mundo, ha llegado.

Más allá de su sencillez, la Corona de Adviento nos acompaña en este viaje de preparación, ayudándonos a recordar que la verdadera esencia de la Navidad es el encuentro con Jesús.

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¿Qué representa la Corona de Adviento?

  • La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin, lo que simboliza la eternidad y el amor infinito de Dios. También nos recuerda la promesa de la vida eterna que Cristo nos ofrece.
  • Las ramas verdes: Representan la esperanza y la vida. Nos invitan a confiar en que, incluso en momentos difíciles, la promesa de salvación sigue viva.

  • Las velas: Cada una tiene un significado especial y se enciende en orden, una por semana:

    • Primera vela (la esperanza): Representa la espera confiada en las promesas de Dios.
    • Segunda vela (la fe o el amor): Nos anima a reflexionar sobre nuestra relación con Dios y con los demás.
    • Tercera vela (la alegría): De color rosa, simboliza el gozo de saber que la llegada de Jesús está cerca.
    • Cuarta vela (la paz): Nos prepara para recibir a Cristo, el Príncipe de la Paz.
  • La quinta vela (opcional): Conocida como la vela de Cristo, se enciende en Navidad para representar la luz de Jesús, que ilumina al mundo.

Importancia espiritual de la Corona de Adviento

La Corona de Adviento tiene un profundo significado espiritual que trasciende lo decorativo. A medida que encendemos las velas cada semana, no solo iluminamos nuestro hogar, sino también nuestra alma.

La luz creciente simboliza cómo Cristo disipa la oscuridad del pecado y nos llena de su gracia, paz y amor. Este acto sencillo nos invita a detenernos en medio de las ocupaciones diarias y a reflexionar sobre la esperanza, fe, alegría y paz que Jesús trae a nuestras vidas. Es una oportunidad para preparar nuestro corazón y renovarnos espiritualmente, recordándonos que el Adviento no es solo un tiempo de espera, sino un llamado a estar listos para recibir al Salvador con gozo y entrega.

Al final, la Corona de Adviento nos guía hacia la verdadera celebración de la Navidad: el encuentro con Cristo, luz eterna que ilumina nuestro camino.

Oraciones para encender la Corona de Adviento

1. Primer Domingo

Para empezar a rezar las oraciones para encender la primer vela de la Corona de Adviento, se entona algún canto. Aquí tienes algunas recomendaciones.

Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.

 

TodosYo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.

 

LITURGIA DE LA PALABRA:
Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 33-37:

 

Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.”

(Breve pausa para meditar y reflexionar)

 

Guía: Vigilar significa estar atentos, salir al encuentro del Señor, que quiere entrar, este año más que el pasado, en nuestra existencia, para darle sentido total y salvarnos.

 

ENCENDIDO DE LA VELA.

 

Guía: Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene. En esta primer semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen.

Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús!. ¡Ven, Señor Jesús!

Unidos en una sola voz digamos:

 

Todos: Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

  

CONCLUSION:

 

Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.

 

TodosY seremos salvados. Amén.

2. Segundo Domingo

Para empezar a rezar las oraciones para encender la segunda vela de la Corona de Adviento, se entona algún canto. Aquí tienes algunas recomendaciones.

Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.

 

TodosYo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.

 

LITURGIA DE LA PALABRA:
Lectura de la segunda carta de San Pedro 3, 13-14:

 

Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.»

(Breve pausa para meditar y reflexionar)

 

Guía: ¿Qué va a cambiar en mí, en nosotros en este Adviento? ¿ Se notará que creemos de veras en Cristo?

 

ENCENDIDO DE LA VELA.

 

Guía: Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne…

Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

Unidos en una sola voz digamos:

 

Todos: Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

  

CONCLUSION:

 

Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.

 

TodosY seremos salvados. Amén.

3. Tercer Domingo

Para empezar a rezar las oraciones para encender la tercer vela de la Corona de Adviento, se entona algún canto. Aquí tienes algunas recomendaciones.

Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.

 

TodosYo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.

 

LITURGIA DE LA PALABRA:
Lectura de la primera carta a los Tesalonicenses 5, 23:

 

«Que el propio Dios de la paz los santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente, sin mancha, en todo su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor.»

(Breve pausa para meditar y reflexionar)

 

Guía: Los hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí verán a la Iglesia, nos verán a nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza reflejada en nuestra vida para que puedan creer en El?

 

ENCENDIDO DE LA VELA.

 

Guía: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero!. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!

Unidos en una sola voz digamos:

 

Todos: Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

  

CONCLUSION:

 

Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.

 

TodosY seremos salvados. Amén.

4. Cuarto Domingo

Para empezar a rezar las oraciones para encender la cuarta vela de la Corona de Adviento, se entona algún canto. Aquí tienes algunas recomendaciones.

Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Nuestro auxilio es en el nombre del Señor.

 

Todos: «Que hizo el cielo y la tierra»

 

LITURGIA DE LA PALABRA:
Primera lectura: Rm 13,13-14

 

«Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestios del Señor Jesucristo.»

 

Guía: «Palabra de Dios»

 

Todos: «Te alabamos Señor»

(Breve pausa para meditar y reflexionar)

 

Segunda lectura: 2 Tes. 1, 6-7

 

«Es justo a los ojos de Dios pagar con alivio a vosotros, los afligidos, y a nosotros, cuando el Señor Jesús se revele, viniendo del cielo acompañado de sus poderosos ángeles, entre las aclamaciones de sus pueblo santo y la admiración de todos los creyentes.»

 

Guía: «Palabra de Dios»

 

Todos: «Te alabamos Señor»

 

(Breve pausa para meditar y reflexionar)

 

Guía: «Ven, Señor, y no tardes.

 

Todos: «Perdona los pecados de tu pueblo».

 

ENCENDIDO DE LAS CUATRO VELAS.

 

Guía: «Bendigamos al Señor»

 

Todos: (hacen la señal de la cruz mientras dicen:) «Demos gracias a Dios»

 

HUMILDAD Y GLORIA
El Nacimiento de Jesús

 

Guía: Lectura del Evangelio según San Lucas (2, 6-7)

 

«Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron
los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito,
le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.»

 

Guía: «Palabra de Dios»
Todos: «Te alabamos Señor»

  

MEDITACIÓN:

 

La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No hay rechazo, ni frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace. Ellos son los benditos de Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar mejor que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe.

Nos unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que Jesús nazca en nuestro corazón.

 

Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión
Padre Nuestro / Ave María.

 

ORACIÓN FINAL:

 

Guía: Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Todos: Amén.

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En conclusión, la Corona de Adviento no es solo un adorno navideño, sino un poderoso recordatorio de nuestra fe y esperanza en la llegada de Cristo. Cada vela encendida nos invita a reflexionar, a fortalecer nuestra relación con Dios y a preparar nuestro corazón para recibir al Salvador. Este símbolo nos anima a vivir el Adviento con propósito, renovando nuestra alegría y confianza en la promesa de la salvación. Al contemplar su luz creciente, recordamos que Jesús es la verdadera razón de esta temporada, el regalo que llena de sentido nuestras vidas y nos guía hacia la celebración plena de la Navidad.