Después de la Santísima Virgen, San José es el santo más importante de todos los santos. Elegido por el mismo Dios, como Padre Adoptivo de su Hijo y esposo de María, es un poderosísimo intercesor. Ha sido proclamado como protector de la Iglesia, de los padres de familia y trabajadores. Muchos santos, por propia experiencia, recomiendan invocar su auxilio y encomendarle todo tipo de necesidades.
Su vida ejemplar y sus milagros han inspirado la construcción de santuarios que hoy en día se convierten en lugares de peregrinación, milagros y conversión de muchísimas almas. Descubre en este post los siete santuarios de San José más impresionantes y conocidos a nivel mundial ¡Ojalá tengas la dicha de visitarlos algún día!
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7 Santuarios de San José en el mundo:
1. Oratorio de San José del Monte Real (Montreal, Canadá)

El Oratorio de San José en el Monte Real es una basílica menor y un santuario nacional, ubicado en la ciudad de Montreal, provincia de Quebec, Canadá. Es la iglesia más importante de Canadá y cuenta con una de las cúpulas más grandes del mundo.
Fue construido bajo el impulso de San Andrés Besset. Este santo, nacido en 1845, era un religioso de la Congregación de la Santa Cruz. Como tenía una salud muy débil, sus superiores no querían admitirlo a la profesión religiosa.
Un día, al encontrarse con Monseñor Bourget, el obispo de Montreal, se arrojó a sus pies y le suplicó que intercediera para que le permitieran profesar sus votos. También le reveló su devoción por San José y su deseo de construir un santuario dedicado a este santo en lo alto de una colina cercana. El obispo también pensaba edificar una iglesia monumental a San José y vio en el pedido de Andrés un signo providencial.
Gracias a la intervención de Monseñor Bourget, San Andrés Besset, fue admitido como hermano lego de su Congregación. Sirvió toda su vida como portero del Colegio de Nuestra Señora. Se caracterizó por su gran amor por San José, a quien buscaba dar a conocer e imitar constantemente. San Andrés hizo numerosos milagros en vida, pero, por su humildad, siempre los atribuía a la intercesión del Padre Adoptivo de Jesús.
Con la ayuda de algunos alumnos, padres y profesores del Colegio de Nuestra Señora comienza la edificación del santuario en 1896. Se logró construir una pequeña capilla, conocida como «el Oratorio». A partir de 1908, San Andrés se instala allí para seguir de cerca las obras. Como las peregrinaciones eran muy numerosas, logrando reunir a más de diez mil personas, se decidió construir una basílica.
Muchos canadienses y norteamericanos, conmovidos por la santidad de San Andrés y los milagros que se obraban en el Oratorio, colaboraron con donaciones para el avance de las obras. El santuario fue terminado en 1967, treinta años después de la muerte de su fundador.
Cerca del Santuario se construyó un convento para los religiosos de la Santa Cruz que hoy brindan atención espiritual a los fieles. También, se edificaron terrazas y jardines amplios para recibir a la multitud de almas que llegan todos los años a visitar la basílica. En su interior se encuentra una imagen de San José coronada por Pío X y en la cripta otra coronada por Pío XII. También, se puede ver la tumba de San Andrés. Por otro lado, existe un área donde se pueden ver cientos de muletas de peregrinos que fueron curados gracias a la intercesión de San José.
- Para más información de esta Iglesia, visita la página web del Oratorio de San José
- Ubicación: 3800 Queen Mary Rd, Montreal, Quebec H3Y 1N5, Canadá
2. Santuario de San José de Cotignac (Bessillon, Francia)

El Santuario de San José de Cotignac fue construido para recordar la única aparición de San José solo reconocida por la Iglesia. El 07 de junio de 1660 un joven pastor llamado Gaspard Richard estaba pastoreando sus ovejas en el Monte Bessillon. Agotado por la sed, ya que el calor sofocaba, se tumbó en el suelo. De repente, un hombre de imponente estatura se le presentó y le señaló una roca diciéndole:
Soy José, muévela y beberás.
La piedra era muy pesada. Se necesitaba, al menos, ocho hombres para levantarla. Gaspard pensó que era una broma, pero «el venerable anciano», reiteró su orden. El pastor obedeció, movió la roca sin dificultad y descubrió una fuente de agua fresca que comenzó a fluir. Con gran alegría y avidez bebió de la fuente.
Cuando se levantó, estaba solo. Volvió a su pueblo, Cotignac, y relató lo sucedido. La noticia se expandió con una rapidez extraordinaria. Los peregrinos comenzaron a acudir a la fuente desde toda Francia y sus alrededores. Muchos enfermos fueron curados de sus dolencias o consolados.
Frente a la cantidad de peregrinos, se decidió la construcción inmediata de un oratorio en el mismo lugar de la aparición. Más tarde, se edificó una capilla. Esta capilla fue confiada a los Padres Oratorianos de Nuestra Señora de Gracia. En la ‘soledad de Bessillon’, edificaron un pequeño convento, lugar de retiro, silencio y oración.
Debido a la Revolución Francesa la capilla y el convento fueron abandonados. El convento quedó en ruinas. La capilla permaneció en pie, cuidada y mantenida por la parroquia del pueblo. En 1975 se hicieron cargo del santuario las Hermanas Benedictinas de Medea que habían sido expulsadas de Argelia. Lograron restaurar el convento y la capilla.
Desde el 19 de marzo de 2019, la Comunidad «San José, Esposo de la Virgen María», de las Hermanas del Instituto Mater Dei, se ha instalado en Bessillon para continuar la obra de las Hermanas Benedictinas tras su partida.
Existen numerosos testimonios de curaciones milagrosas y embarazos logrados en matrimonios diagnosticados con infertilidad, atribuibles a beber el agua de la fuente y a la intercesión de San José.
- Para más información de esta Iglesia, visita la página web del Santuario de San José de Cotignac.
- Ubicación: 5248 Chemin de Saint-Joseph, 83570 Cotignac, Francia.
3. Capilla de Nuestra Señora de Loreto (Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos)

La Capilla de Loreto en Santa Fe, Nuevo México, no es estrictamente un santuario dedicado a San José. Sin embargo, guarda en su interior una misteriosa escalera con forma de caracol de treinta y tres escalones, que se balancea como un resorte. La construcción fue atribuida a San José.
En 1853, las Hermanas de Loreto, respondieron a la solicitud del obispo de Nuevo México para abrir una escuela para niñas en Santa Fe. Contrataron a un arquitecto que les diseñó una hermosa capilla de estilo gótico. Lamentablemente, el arquitecto murió antes de construir el acceso al coro. Debido al poco espacio que había, era imposible la edificación de una escalera para subir.
Las hermanas comenzaron una novena a San José, patrono de los carpinteros. El último día, apareció un hombre misterioso, buscando trabajo, con un burro, un martillo y una escuadra. Pidió a las hermanas que lo dejaran trabajar durante tres meses solo dentro de la capilla y que le dieran baldes de agua. Pasado este tiempo, entraron a la capilla y se encontraron con la hermosa escalera terminada. El misterioso carpintero desapareció sin recibir ningún pago. Después de buscarlo por todo el pueblo y al no encontrar ningún rastro, creyeron que se trataba del mismísimo San José.
La madera utilizada es de una especie de abeto, árbol que solo existe en Medio Oriente. Nadie sabe de dónde provino ni cómo el carpintero la obtuvo.
En 1971 las hermanas del Loreto vendieron el convento y la capilla, lamentablemente, fue desacralizada. En la actualidad es un museo y se utiliza para celebrar bodas. Por lo tanto, no se puede asistir a Misa allí. Sin embargo, si tienes la oportunidad de ir, puedes contemplar la magnífica escalera y asombrarte con este milagro.
- Para más información de esta Iglesia, visita la página web de la Capilla de Loretto.
- Ubicación: 207 Old Santa Fe Trail, Santa Fe, NM 87501.
4. Monasterio de San Paolo delle Clarisse (Tuscania, Viterbo, Italia)

Este monasterio tiene el honor de albergar la silla protagonista de la aparición de San José a Sor María Gertrudis de Jesús Nazareno, una monja clarisa, muy devota suya, quien padecía un cáncer incurable.
Sor Gertrudis se encontraba postrada en su cama desde hacía varios meses. En la mañana del 08 de marzo de 1871, mientras toda la comunidad se encontraba en la Santa Misa en la capilla, entró un hombre en su habitación. Sorprendida, porque la entrada a varones estaba prohibida debido a la clausura, la hermana le preguntó quién era. El misterioso personaje se presentó como el «carpintero del monasterio». Se sentó en una de las dos sillas que había allí y le preguntó qué le sucedía y la animó a confiar en Dios. Luego se levantó y se retiró, silencioso, como había entrado.
Mientras Sor María Gertrudis hablaba con él, observó – como ella misma declaró – que tenía ojos maravillosos, “como dos estrellas”, y manos tan blancas y delicadas que no parecían las de un carpintero. Al final de la Santa Misa, la hermana enfermera regresó a la enfermería y con sorpresa vio una de las dos sillas fuera de lugar. Ella misma, antes de la Santa Misa, había dejado todo en orden y sabía bien que Sor Gertrudis, enferma como estaba, no podía moverse de la cama. Al oír que había entrado “el carpintero”, la hermana enfermera fue a verificar lo sucedido con la hermana portera Rosa María, quien le aseguró que no había entrado nadie.
Regresaron a la enfermería y, para su asombro, encontraron a Sor Gertrudis de pie, llena de fuerzas. Había desaparecido la hinchazón, cesado el dolor y cualquier malestar. Informaron de inmediato a la Abadesa, Madre Clara María del Santísimo Sacramento, quien sabía bien que la hermana era muy devota de San José y que, desde el inicio de su enfermedad, había rezado mucho al Santo pidiendo ser curada en una de sus fiestas. Entonces, con fe ardiente, tomó las dos sillas y se arrodilló a rezar:
“San José, si realmente fuiste Tú quien viniste esta mañana, hazme ver en qué silla te sentaste”.
Una de las dos sillas comenzó a moverse ante los ojos de todas las presentes. La Madre, seguida por todas las hermanas, abrazó la silla y llorando agradeció a Dios por haberse dignado conceder a la comunidad una gracia tan grande.
Desde entonces, para cualquier necesidad, las monjas rezan ante la “silla de San José” para implorar la intercesión del Santo Patriarca. Sor Gertrudis sanó del cáncer terminal y gozó de excelente salud en una vida oculta de oración y simplicidad. Murió el Jueves Santo de 1920 a los 81 años. Tenía 33 años cuando fue curada por San José.
Actualmente, el monasterio se encuentra bajo la protección de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, pertenecientes a la rama contemplativa del Instituto del Verbo Encarnado. La silla milagrosa se encuentra en exposición en la capilla del monasterio para la veneración de los fieles. A sus pies se pueden colocar papelitos en una cesta con intenciones escritas en las que se suplica la intercesión de San José. También las hermanas reparten trocitos de telas que han tocado la silla. Es posible comunicarse con el monasterio y pedir oraciones.
- Para más información de esta Iglesia, visita la página web de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará en Italia.
- Ubicación: Via del monastero, 3 – 01022 Tuscania (VT) – Italia
5. Real Santuario de San José de la Montaña (Barcelona, España)

El Real Santuario de San José de la Montaña se encuentra en el barrio de La Salud, en el distrito de Gracia de Barcelona. Es un complejo edilicio neorrománico con elementos modernistas, compuesto por santuario, convento y capilla adyacente. Fue diseñado por Francisco Berenguer, colaborador cercano de Antonio Gaudí.
Su construcción fue impulsada por la Beata Madre Petra de San José, quien había llegado a Barcelona en 1890 con la intención de crear un hogar para niñas huérfanas. La Madre Petra había fundado la Familia Religiosa de las Madres de los Desamparados, que se dedicaba a la atención de los ancianos, enfermos y niños desamparados. Después de varias mudanzas, consiguieron establecerse en la Torre Masferrer, en una zona montañosa y sin arbolado, popularmente conocida como Montaña Pelada. Allí se construyó el hogar y el santuario gracias a las donaciones de los barceloneses.
En 1900 se trasladó la imagen de San José al altar provisional. Este traslado hizo que las peregrinaciones al santuario fueran en aumento. La devoción al Santo de la Montaña Pelada era muy conocida en la Barcelona de la época y originó la denominación actual del santuario como San José de la Montaña. La fama del Santuario era cada vez mayor y esto hizo que en 1908 el entonces rey Alfonso XIII concediera al santuario el título de Real. Así mismo el Papa Benedicto XV, en 1920, concedió la Coronación Canónica de San José de la Montaña. Sin embargo, la imagen fue sustituida por otra más modesta debido a la agitación de los años ’30 en España.
Durante la Guerra Civil Española, el santuario fue profanado, saqueado e incendiado. Toda la documentación y los archivos de la época desaparecieron. También fueron robados los restos de la Beata Madre Petra. Con el fin de la guerra, se restauraron el culto a San José y el santuario. En menos de dos años y gracias al tesón de Madre Laureana, la entonces Superiora General de las Madres de Desamparados, se logró reconstruir el santuario y recoronar la imagen del santo.
A los pies de la bella imagen de san José, se ven millares de cartas llegadas de todo el mundo. Son mensajeras de agradecimiento, de angustias de urgente solución y de dulces esperanzas puestas en el padre que tanto concede. Pueden enviarse las cartas por mail a la siguiente dirección: santuariosanjosem@gmail.com.
- Para más información de esta Iglesia, visita la página web del Real Santuario de San José de la Montaña.
- Ubicación: Av. Sant Josep de la Muntanya 24/ Barcelona / 08024.
6. Santuario Nacional de San José de Kalisz (Polonia)

El Santuario Nacional de San José en Kalisz es el santuario más antiguo del mundo dedicado al protector de la Sagrada Familia. Kalisz, la ciudad más antigua de Polonia, es el hogar de la primera imagen coronada el padre adoptivo de Jesús, una imagen que ha sido asociada con innumerables milagros desde 1670.
Ese año, San José se le apareció en un sueño a un hombre en el cercano pueblo de Szulec. Ese hombre estaba paralizado, y su sufrimiento era tal que había rezado para que Dios terminara con su vida. José le prometió que se recuperaría si tuviera una imagen de la Sagrada Familia hecha según sus instrucciones y la diera a la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, la cual data del siglo XII. El hombre obedeció este misterioso mandamiento y fue curado.
Pronto, muchos católicos comenzaron a llegar a Kalisz para hacer sus peticiones ante la imagen extraordinaria de San José, quien está representado con María, Jesús, Dios Padre y el Espíritu Santo. En 1770, por la numerosas gracias recibidas por sus oraciones, la pintura fue declarada como “milagrosa”, y 26 años después un representante del Papa Pío VI visitó el santuario para coronar ceremoniosamente a la imagen. Para el final del siglo XVIII, el santuario había recibido unas 1 000 ofrendas votivas para dar gracias por curaciones y ayudas obtenidas por la intercesión de San José.
Entre los milagros más portentosos atribuidos a la intercesión de San José de Kalisz se encuentra la liberación de los prisioneros del campo de concentración de Dachau. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Himler había ordenado que se masacrara a todos los prisioneros antes de que fuesen liberados por las fuerzas aliadas. Un grupo de ochocientos prisioneros, entre ellos sacerdotes y laicos polacos, devotos de San José, rezaron una novena y se prepararon para consagrarse al santo.
Una semana más tarde, los soldados norteamericanos liberaron el campo. Los sacerdotes realizaron una peregrinación de acción de gracias al santuario de Kalisz en 1948 y regresaron cada año durante varias décadas después, cumpliendo el voto que hicieron en Dachau de difundir la devoción a San José, rezando por la conversión de sus torturadores y por las almas de los fallecidos en el campo.
Este santuario era muy querido por San Juan Pablo II. El santuario de San José de Kalisz es un importantísimo foco de defensa de la familia y protección de la vida humana en todas sus etapas.
- Para más información de esta Iglesia, visita la página web del Santuario de San José de Kalisz.
- Ubicación: Świętego Józefa 7,62-800, Kalisz.
7. Santuario Nacional de San José (Catedral Metropolitana de San José, Costa Rica)

El Santuario Nacional de San José se encuentra en la Catedral Metropolitana de San José en Costa Rica. Este país latino se ha caracterizado por una ferviente devoción al santo patriarca desde su fundación.
Los misioneros franciscanos que impulsaron la evangelización de su territorio, fundaron los primeros poblados bajo el patrocinio del Padre Adoptivo de Jesús. Así pues, en 1705 nace el poblado de San José Cabecar, en 1748 San José de Pejibaye y en 1756 se inicia la construcción de la iglesia y el convento de San José de Orosi. De estos poblados, se extiende la devoción a san José, hacia el Valle Central.
En una planicie situada entre los ríos Torres y María Aguilar, nace en 1737, la “Ayuda de Parroquia de San José en la Boca del Monte del Valle de Aserrí”. Allí nace la ciudad capital costarricense bajo el patrocinio de San José. En una ermita se venera la primera imagen del santo. En 1776 se construyó la primera iglesia en el lugar que hoy ocupa el santuario.
En 1850 se fundó la Diócesis de San José de Costa Rica, que tomó como escudo un lirio, el símbolo del castísimo José y la frase bíblica «Ite ad Ioseph» («Id a José»), con la cual en el Antiguo Testamento, el faraón de Egipto, ante el hambre que arreciaba en el país, envía a su pueblo a José, el hijo de Jacob, que era el administrador de los graneros, para que proveyera las necesidades del pueblo. La misma alusión se ha utilizado para el José del Nuevo Testamento, para que en las necesidades de la Iglesia, ella acuda confiada, a aquel que nutrió al hijo de Dios en la tierra.
San José fue nombrado capitán de las milicias josefinas que defendieron la soberanía costarricense en el s. XIX. Los soldados se encomendaron a su protección y al regresar, peregrinaron a la Catedral para darle gracias por su auxilio.
Durante la peste del Cólera, la epidemia de tosferina y la plaga de langostas que azotaron a Costa Rica entre 1873 y 1877 se sacó en procesión la imagen de San José, se le rezaron rogativas, suplicándole que librara a su pueblo de estos flagelos.
Junto con Nuestra Señora de los Ángeles, San José es copatrono de Costa Rica.
A partir del renovado impulso que el Santo Papa, Francisco, dio a la figura de San José al convocar el Año Josefino en 2021 se erigió la Catedral Metropolitana como Santuario Nacional a San José.
- Para más información de esta Iglesia, visita la página web del Santuario de Nacional de San José.
- Ubicación: Avenida Segunda, Calle Central, Av. 2, San José Province, San José, Costa Rica.
Recuerda que, para sacarle mayor fruto a tu visita a alguno de estos santuarios, lo mejor que puedes hacer es aprovechar para confesarte, adorar al Santísimo y participar en la Santa Misa. San José anhela que te reconcilies con Dios, que pases tiempo, reparando los dolores del Sagrado Corazón de su Hijo, presente en la Eucaristía y que participes del Sacrificio de la Cruz en el cual él, con todos los ángeles y santos se hace presente espiritualmente.
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¿Cuál es la importancia de los santuarios de San José?
Los Santuarios de San José son lugares de peregrinación dedicados al santo patrono, reconocidos por sus milagros y su profunda influencia espiritual. Estos santuarios sirven como centros de oración y esperanza, fortaleciendo la fe de los creyentes al honrar la intercesión de San José.
¿Qué milagro marcó el Santuario de San José de Cotignac en Francia?
En el Santuario de San José de Cotignac se relata que un joven pastor, siguiendo la orden de San José, movió una roca para descubrir una fuente de agua fresca. Este acontecimiento milagroso ha convertido a este lugar en uno de los venerados Santuarios de San José, atrayendo a numerosos peregrinos en busca de curación y consuelo.
¿Cuál es el Santuario de San José más antiguo?
El Santuario de San José más antiguo es el de Kalisz, Polonia.
¿Cómo influyen los Santuarios de San José en la vida espiritual de los fieles?
Los Santuarios de San José son refugios de fe que inspiran a los creyentes a renovar su compromiso espiritual. Al visitar estos lugares sagrados, los fieles experimentan milagros, reciben consuelo y fortalecen su devoción, recordando la protección y el amor de San José en sus vidas.