Practiquemos elegir mejor esta Cuaresma
Hola,
Soy Pablo de Horarios de Misa.
¡Guau! Ya pasó más de la mitad de la Cuaresma. ¡El tiempo vuela! ¿Cómo venís con tus propósitos cuaresmales? Si sos como yo, y como la mayoría, probablemente sientas que podrías haberlos hecho mejor. Por suerte, ¡la perfección no es el objetivo! Y tampoco lo es seguir una dieta estricta.
Nuestra Madre Iglesia nos propone desde hace dos mil años las tres columnas de la Cuaresma —la oración, el ayuno y la limosna— porque funcionan! El objetivo es dar una buena batalla durante estos 40 días para llegar a la Semana Santa con un espíritu más fuerte y salir renovados espiritualmente después de Pascua. Por eso conviene que cada año nos pongamos propósitos cuaresmales más exigentes. No se trata solo de hacer o dejar de hacer algo durante estos 40 días y después volver a lo de antes; se trata de identificar, en esta Cuaresma, uno (o un par) de nuestros hábitos o afectos que nos alejan de Dios y decidir cambiarlos por otros que nos acerquen más al Cielo.
TODOS LOS DÍAS, Dios nos da una nueva oportunidad de decidir si queremos ELEGIR EL CIELO O NO. Y no hablo de ese “cielo” aburrido de los dibujitos animados, con gente flotando en las nubes vestida de blanco tocando el arpa… sino el cielo real que Jesús nos prometió: la emoción de ver a Dios cara a cara, fundirnos en su Amor eterno, cantar con (¡o escuchar, si cantas tan mal como yo!) los coros de ángeles, disfrutar de la compañía de la Santísima Virgen y todos los santos, maravillarnos al ir entendiendo más y más la perfección y belleza infinita de los diseños de Dios en todas las cosas y a todos los niveles… ¡una eternidad de asombro y amor! También nos va a maravillar entender cómo equilibra su poder infinito con un respeto absoluto por nuestra libertad. ¡Es una locura! ¿Cómo puede respetar tanto nuestra libertad? Por mi parte, yo ELIJO EL CIELO cada mañana y me propongo avanzar en el camino hacia allí. ¡Seguramente vos también lo estás eligiendo!
En ese espíritu, hoy pensemos cómo podemos pelear mejor esta Cuaresma:
- Oración: Todos tenemos los mismos 1440 minutos por día. En qué los usamos revela qué es lo que realmente reina en nuestro corazón. ¡Usemos mejor nuestro tiempo! Dediquemos más minutos cada día a hablar con el Señor. Recemos con más fervor estos días, por ejemplo, pidiéndole a Dios que nos ayude a ver con claridad algún hábito, relación o apego que no nos está llevando al cielo y que todavía no nos animamos a soltar. ¿Qué estamos esperando? ¡Cortemos! ¡No hagamos esperar más a nuestro Padre Amoroso! Podríamos también decidir despertarnos 30 minutos antes cada día y dedicar ese rato a nuestra relación con Dios: ir a Misa los 7 días de la semana (o llegar unos minutos antes si ya lo estás haciendo), rezar el rosario, leer buenos libros espirituales, o pasar más tiempo en adoración. ¡La gracia que ganamos con eso nos va a empujar con fuerza en el camino hacia el cielo!
- Ayuno: Obviamente, el ayuno se trata de comer menos, especialmente aquello que más nos gusta, como ofrenda para acompañar a Jesús en su sacrificio. También podemos ayunar dejando otras cosas que nos gustan pero que no nos empujan hacia el cielo. ¿Qué tal si hacemos un parate con la TV o las redes sociales, que todo el tiempo alimentan nuestras ganas de chusmear, la envidia, y la comparación con los demás? ¡Eso va a calmar muchísimo el ruido interior en nuestras mentes! Yo borré todas las apps de redes sociales del celular el Miércoles de Ceniza, ¡y la verdad que lo estoy disfrutando!
- Limosna: La Iglesia nos invita a gastar algo de dinero en los demás en vez de usarlo solo para nosotros o nuestra familia. No es solo para los ricos: es para todos, ¡incluso para las viudas pobres! Es una forma concreta de amar y preocuparnos por el bien de otros. ¿Qué tal si dejamos de gastar tanto dinero (y tiempo) en nuestros propios deseos (como un celular nuevo, zapatillas, comida, auto, ropa, accesorios, nuestra imagen física, etc.—¡nuestro corazón nunca se cansa de desear!) y pensamos más cómo podemos usar parte de nuestro dinero para el bien de los demás? Tal vez podamos ayudar más a nuestra parroquia, o a alguien a mejorar su situación de vida o pagarle una actividad que lo vuelva a acercar a Dios: un retiro, un campamento, un buen libro…
Si nos proponemos luchar por incorporar al menos uno de estos buenos hábitos o eliminar de nuestra vida al menos una de las situaciones, relaciones, o costumbres que no nos tiran hacia arriba en la vida espiritual, esta cuaresma nos habrá fortalecido.
Todavía nos quedan unas semanas. ¡Aprovechémoslas bien!
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